Trochando Sin Fronteras, marzo 8 de 2019
Por: CUSMUY Equipo de Investigación Popular
[dropcap color=»#ddc80c» type=»square»]El[/dropcap] llamado a huelga de mujeres cada 8 de marzo, hecho desde 2006 por activistas europeas, el cual viene creciendo anualmente y articulando personas en todo el mundo, nos hace entender que estamos viviendo un momento de recomposición del movimiento por la liberación femenina, en donde se han tejido lazos entre un feminismo subalterno, que estarían comunicando nuevamente las reivindicaciones referentes a la sexualidad y la cuestión femenina con la revolución social, resignificando el significado histórico de disputa política que tiene esta fecha e invitando a sumar fuerzas en esa dirección.
Historiografía del 8 de marzo moderno
Entre 1860 y 1910, buena parte del mundo tuvo una fuerte industrialización y modernización de sus relaciones de producción en algunas zonas, al mismo tiempo en que otras se intentó la inserción a dicho modelo industrial o su articulación como territorios de provisión de materias primas y servicios, lo cual impactó de diversas formas las condiciones sociales en el mundo y las mujeres no dudaron en poner su voz de denuncia a tiempo.
Para aquel entonces, en USA se llegó al culmen de las luchas por la abolición de la esclavitud de la población afro, en las cuales participaron activamente mujeres como Harriet Tubman, Sojourner Truth, quienes tuvieron un papel vital dentro del movimiento negro, tanto en la teorización como en la movilización, sin embargo, dicha articulación racial tuvo un momento de quiebre cuando se alcanzó la abolición de la esclavitud y se pretendió alcanzar el sufragio para personas afro y mayores condiciones de igualdad, puesto que buena parte de este movimiento consideró que era el momento para el “hombre negro”, dejando a las afroamericanas a un lado y atomizando su fuerza revolucionaria, de la cual buena parte fue catalizada por el movimiento por el sufragio femenino o las reivindicaciones laborales1.
Así mismo, en algunas colonias inglesas en Nigeria, las protestas de las mujeres alertaron al imperialismo europeo, quien vió con malos ojos la organización femenina y no dudó en acallarla a la fuerza.2
De igual forma, para esa época, las pésimas condiciones laborales formales, las larguísimas jornadas de trabajo diario, los salarios eran irrisorios y el lugar ocupado por las mujeres en las fábricas, en actividades secundarias o similares a labores ejercidas en el hogar, durante tiempos de paz”, llevaron a nutridos sectores de mujeres trabajadoras o de clases populares a organizarse nacional e internacionalmente.
Es en este momento, en el que coincide la realización de la Segunda Conferencia Internacional de Mujeres en 1905, el posicionamiento del 8 de marzo como -día de la mujer- y, la huelga de las trabajadoras de la fábrica Triangle Shirtwaist Company en Usa, quienes mueren en un incendio reivindicando sus derechos presuntamente por causas atribuibles a sus empleadores. Es allí donde mujeres de diversas corrientes políticas, comunistas, socialdemócratas y anarquistas, a solicitud de Clara Zetkin, deciden conmemorar esta fecha como “el día internacional de la mujer trabajadora”, asumir la edición del periódico del partido socialdemócrata alemán –Igualdad-, proclamarse en contra de la venidera primera guerra mundial y en contra de la dominación capitalista y masculina.
Es tanto el impacto y el compromiso de estas mujeres con los consensos alcanzados allí, que dicho periódico se convertiría en la bandera antibelicista en Europa, así mismo, Rosa Luxemburgo, una de las participantes y precursoras de dicha Conferencia, hace 100 años daría su vida en la articulación de un movimiento antimilitarista que desnudara los intereses de las potencias económicas para enfrentarse en una guerra mundial, usando como carne de cañón a los más débiles y acallar las luchas de una clase trabajadora en ascenso así como un movimiento de liberación femenina que disputaba incluso los lugares de vocería dentro de los partidos socialdemócratas y revolucionarios, a pesar del descontento de algunos de sus integrantes, la cual le sería arrebatada violentamente por la ultraderecha alemana.
En el mismo sentido, cabe destacar que el 8 de marzo de 1917, a pesar de la oposición de la gran mayoría de sectores revolucionarios o de izquierda rusos y de las amenazas de represión del zarismo, las mujeres se declaran en huelga general en reivindicación del carácter político e histórico de esta fecha, logrando movilizar a cientos de personas en contra del imperio ruso y reclamando mejores condiciones de vida, paz y pan, a lo cual se terminan sumando otros sectores obreros que logran derrocar el gobierno Zarista después de varios días de enfrentamientos, para constituirse, de esa forma como uno de los hitos históricos que detonaron la revolución rusa3.
No obstante, todas estas experiencias de reivindicación de mejores condiciones de vida para la clase trabajadora a la par de condiciones de libertad e igualdad para las mujeres, fueron mermadas por las dos guerras mundiales y la ortodoxia de buena parte de los sectores de izquierda que consideraron la cuestión femenina como secundaria.
En la segunda mitad del siglo XX buena parte de las luchas de las mujeres vuelven a ubicar el cuerpo como su campo de disputa por excelencia y abandonan el carácter de clase obrera, reclamando el derecho a decidir sobre él, sin embargo, buena parte de estos reclamos son usados por las clases dominantes para asimilar la liberación femenina con el consumo mercantil; a la fecha este panorama parece presentar vientos de cambio, puesto que ese pasado subalterno, multicolor, periférico, espontáneo y revolucionario vuelve a ser enarbolado en conmemoraciones como las del 8M.
La consolidación un 8 de marzo muy Latinoamericano
La conmemoración del 8M en latinoamérica está revestido de banderas de muchos colores, así las cosas se extienden desde el sur del continente hasta el inexistente muro de Trump, pañuelos con reivindicaciones que van desde la exigencia de mejores condiciones laborales, pasando por la autonomía de nuestros cuerpos en materia sexual y reproductiva, la defensa de la diversidad de identidad de género y el posicionamiento de nuestras voces en escenarios de incidencia política-económica de carácter nacional, departamental, municipal, barrial y veredal.
Así las cosas en Argentina, el movimiento que exige garantías para el ejercicio del derecho al aborto como una decisión libre de la mujer, ha teñido el mundo entero de verde, tejiendo canales inexistentes, creando símbolos identitarios, y visibilizando la problemáticas como un asunto esencialmente femenino, además, las lesbianas reclaman por la violencia y la discriminación, las trans por la ley de cupo4, las despedidas por la falta de trabajo y contra la reforma laboral, las hijas de represores reclaman que se les permita declarar en los juicios de lesa humanidad contra sus padres.5
En Chile un grupo de mujeres trans, cis, consolidaron “la Coordinadora Feminista 8M”6, que desde hace meses se prepara mediante conferencias, y asambleas para la realización de eventos en semanas cercanas a la semana del 8M, dentro de esas actividades, el lunes, Santiago amaneció con decenas de sus estaciones de Metro rebautizadas en honor a grandes mujeres de la historia nacional y a otros personajes del mismo género que, en el pasado, han concitado la atención pública.7
En Brasil, se realizarán acciones en más de 60 ciudades, pese a la diversidad y extensión del territorio brasileño, y de sus realidades, las mujeres se sumarán a la convocatoria con dos demandas unificadas: contra la violencia machista y los femicidios, y contra una reforma previsional que impulsa el Gobierno federal para aumentar la edad jubilatoria de las mujeres y equipararla con la de los varones8.
En Paraguay, se unen universitarias e indígenas, las campesinas e indígenas pararán contra la violencia institucional, los femicidios, la invasión de la agricultura intensiva y el monocultivo en sus territorios, contra el envenenamiento que producen los agrotóxicos, y para visibilizar las situaciones de pobreza y las diferentes formas de violencia machista que sufren las mujeres en el campo.9
En colombia, por nuestra parte, marcharemos para que el estado nos deje decidir sobre nuestros cuerpos y sobre el futuro de los hijos que parimos, para que cesen los asesinatos a líderes y liderezas sociales, para cambiar el sistema económico….
Entre otras consignas, una latinoamérica feminista sueña y crea sociedades rebeldes, donde las comunidades lgbti, trans, cis, levanten banderas de todos los colores pero siempre anticapitalistas, antiimperialistas y antipatriarcales, la invitación es que mientras llenamos de color y vida las calles este 8 de marzo evoquemos cada lucha latina como propia, para que un grito común resuene de forma más estruendosa, y derroque los gobiernos de derecha que imperan en nuestro continente.
1 Dunayevkaya
2 ibid
3 Dunayevskaya.
4 la Ley 24.013 de cupo femenino fue una ley de Argentina sancionada en 1991 que buscó aumentar la representación de las mujeres en la política, a través de cuotas de mínima participación en las listas de candidatos que presentan los partidos en las elecciones, estableciendo que al menos un 30% de las listas de candidatos debía estar ocupada por mujeres, excluyendo a las trans.
5 Ver nota: https://tn.com.ar/sociedad/las-mujeres-ya-preparan-el-paro-internacional-del-8-de-marzo_849751
6 Ver Twitter: https://twitter.com/Coordinadora8m