Berta Cáceres, reconocida líder indígena y defensora de los derechos humanos y ambientales, continúa siendo un faro de inspiración para las luchas sociales en América Latina y el mundo. A pesar de su asesinato en 2016, su voz y su legado permanecen vigentes, resonando en cada espacio donde se defienden los derechos de los pueblos y la naturaleza. Recientemente, en el marco del VII Taller de Paradigmas Emancipatorios celebrado en La Habana, Cuba, se compartieron fragmentos de una de sus intervenciones, recordando su profundo compromiso con la justicia y la resistencia.
Cofundadora del Consejo Cívico de Organizaciones Populares e Indígenas de Honduras (COPINH), Cáceres dedicó su vida a la defensa de los territorios indígenas y los recursos naturales frente a la explotación desmedida de empresas transnacionales y proyectos extractivistas. Su lucha más emblemática fue contra la construcción de la represa Agua Zarca en el río Gualcarque, un proyecto que amenazaba con desplazar a comunidades lencas y destruir su entorno natural. Su valentía y liderazgo fueron reconocidos a nivel internacional, incluyendo el Premio Goldman Environmental Prize en 2015, otorgado a defensores ambientales.
El legado de Berta ¡Vive!
En su intervención durante el taller en La Habana, Berta destacó la importancia de la articulación y la resistencia como herramientas fundamentales para enfrentar los desafíos estructurales. “La articulación verdadera se da en la oportunidad concreta que nos da la lucha y la resistencia. Nosotros no lo entendemos de otra manera. El momento cuando estamos luchando y resistiendo es la mejor oportunidad para articularnos”, expresó. Estas palabras reflejan su visión de unidad y solidaridad entre los movimientos sociales, enfatizando la necesidad de comprender los desafíos estructurales y mantener la coherencia con las demandas de las comunidades.
Berta también habló sobre la importancia de mantener viva la rebeldía y la coherencia en las luchas. “Tenemos el desafío de seguir concretizando esa rebeldía”, afirmó, recordando que la resistencia no solo es un acto de defensa, sino también una forma de construir alternativas desde las bases. Su mensaje sigue siendo un llamado a la acción para quienes luchan por un mundo más justo y equitativo.
Hoy, Berta Cáceres sigue viva en la memoria y en las luchas de quienes se inspiran en su ejemplo. Su legado es un recordatorio de que la defensa de los derechos humanos y ambientales es una tarea colectiva que requiere valentía, coherencia y un compromiso inquebrantable con la comunidad. Como bien dijeron sus compañeros y compañeras: “Berta nos sigue hablando, nos sigue llamando”. Su voz sigue siendo un faro en el camino hacia la emancipación y la dignidad de los pueblos.