Trochando Sin Fronteras, agosto 7 de 2019
Por: EliecerPor: Eliecer Ariza – @EliecerArizaV
Ironía, esa es la palabra que más se ajusta al recibir la campaña publicitaria del Estado, gobernaciones y Fuerzas Armadas sobre los 200 años de la derrota de la corona española en tierras de lo que llamaron La Nueva Granada.
Las Fuerzas Armadas y la Policía Nacional especialmente han gastado miles de millones de pesos en actividades comunicativas y posicionando su marca “Héroes Bicentenarios”. Realidad distante, el 7 de agosto de 1819 en un paraje cerca de Tunja, se enfrentaron miles de soldados realistas contra campesinos, indígenas, negros, mujeres y niños, personas que habían sido esclavizadas y más comunidades en una batalla desigual, más propia de una guerra irregular que de confrontación de ejércitos.
La batalla de Boyacá sería la cima de una gran campaña militar, llaneros, venezolanos, criollos y propios de las tierras del Centro Oriente contra la usurpación española. El contexto era parecido al actual, una potencia se robaba las riquezas del subsuelo, se apropiaba la tierra, imponía Gobierno, y las actividades económicas iban en función de las necesidades de la corona española. Al frente un grupo de insurrectos mal alimentados, descalzos, a medio vestir, pobremente armados y con gran voluntad de lucha.
La victoria de la batalla de Boyacá no hubiese sido posible sin las victorias del Pantano de Vargas, Termópilas en Paya Boyacá y de Pienta1 en Charalá; En Paya, cientos de patriotas pusieron en desbandada a un grupo de realistas y aseguraron así un camino para pasar el páramo de Pisba; En Charalá fue el pueblo organizado, tomando en mano machetes, azadones, picas palos, y demás instrumentos de trabajo dispuestos a hacer frente a la tiranía, representada en el gobernador Lucas Gonzales; 300 personas fueron asesinadas por las tropas realistas.
Torciendo la realidad, el Estado colombiano muestra a los luchadores independentistas como el germen del actual ejército, ¡una mentira!, ni en la doctrina militar que tiene el ejército de ocupación colombiano se recogen las máximas bolivarianas de respeto al pueblo, no atentar contra él y confrontarse a los imperios llegando a desconocer la advertencia sobre el imperialismo norteamericano hecha por Simón Bolivar en la carta de Jamaica.
La gesta libertadora fue una movilización del pueblo en armas, una insurrección contra la corona española que daba continuidad a las luchas indígenas, criollas y negras. Luchaban todos, se daban ropas, ofrecían comida, se aguantaba frío y se combatía, se dislocaron las fuerzas y se tomó el poder.
200 años después se hacen pasar como ejército libertador, los que de la mano del paramilitarismo y las élites roban tierras, asesinan civiles para hacerlos pasar como guerrilla, queman casas, ocupan territorios y abren las puertas a las multinacionales. Los representantes de la oligarquía, insultando la memoria de los patriotas, dan discursos de elogio a la gesta mientras regalan la riqueza del subsuelo y permiten la instalación de bases militares del imperio del norte en nuestro país, las condiciones de vida de la mayoría de los pobladores empeoran y la dominación imperial se profundiza. Antes eran militares, mita, encomienda e iglesia, ahora cambiaron a multinacionales, extractivismo, medios de comunicación, bases militares, OCDE, tratados de libre comercio y grupo de Lima.
La gesta libertadora está inconclusa y siguen siendo los campesinos , indígenas, mujeres, negros, clases populares y luchadores los llamados a culminarla.
[1]La otra historia de la independencia desde la Batalla del Pienta