miércoles, octubre 29, 2025

Caravana Humanitaria en el oriente de Boyacá: organización campesina frente al abandono estatal

En Socha, Socotá, Pisba y Paya, comunidades campesinas, organizaciones sociales y defensores de derechos humanos recorrieron la Ruta Libertadora para denunciar el abandono estatal y exigir soluciones. La respuesta: compromisos tímidos del Gobierno y la decisión firme de la gente de organizarse y luchar colectivamente.

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El páramo de Pisba guarda una historia de lucha. Allí donde hace más de dos siglos Simón Bolívar y las tropas libertadoras abrieron paso contra la reconquista, hoy las comunidades campesinas continúan recorriendo las mismas trochas, no para alcanzar la independencia, sino para sobrevivir. Familias enteras deben caminar entre siete y nueve horas para llegar a un centro poblado, cargar alimentos, acceder a salud o simplemente comunicarse con el resto del país.

En este contexto, la Caravana Humanitaria Ruta Libertadora llegó a los municipios de Socha, Socotá y Pisba, en el oriente boyacense, para acompañar y visibilizar la realidad de una población golpeada por el abandono estatal. Organizaciones campesinas, sociales, juveniles, defensores de derechos humanos y medios alternativos se sumaron al recorrido, escuchando las voces de quienes resisten en un territorio olvidado pero lleno de dignidad.

Durante la jornada, la caravana llegó a la vereda Pueblo Viejo en Socotá. Allí se realizó un encuentro con delegados de la Presidencia, el Ministerio del Interior, el Ministerio de Salud, la Gobernación de Boyacá y la Alta Consejería para la Presidencia. La exigencia central de la comunidad fue clara: la construcción de una vía carreteable que permita sacar la producción agrícola y garantizar el acceso a los servicios básicos que hoy son un lujo: electricidad, agua potable, internet y atención médica.

El Gobierno nacional reconoció la gravedad de la situación y prometió revisar la legislación que limita los linderos del Parque Nacional de Pisba para facilitar la construcción de la vía, además de instalar una mesa de diálogo y diagnóstico para dar seguimiento a las problemáticas planteadas. Por su parte, la Gobernación de Boyacá aseguró que adelantará visitas adicionales y un diagnóstico propio, aunque, aun, sin presentar soluciones concretas.

Más allá de los compromisos oficiales, lo que marcó el encuentro fue la determinación de la comunidad. Habitantes de las veredas, junto con las organizaciones acompañantes, anunciaron la consolidación de la asociación Ruta Libertadora, un espacio que permitirá a los campesinos organizarse de manera conjunta para exigir derechos y enfrentar las injusticias históricas.

El paso de la Caravana Humanitaria no fue solo un ejercicio de denuncia: significó también el inicio de un proceso de unidad y resistencia. Porque mientras las instituciones se limitan a promesas, las comunidades del oriente de Boyacá han decidido construir un camino propio, el de la organización popular, para que el páramo de Pisba deje de ser símbolo de abandono y se convierta en territorio de dignidad.

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