[quote]Los cien días de Iván Duque, la arremetida capitalista mundial, aun así, los pueblos resisten[/quote]
Trochando Sin Fronteras, edición 37 Octubre – Diciembre de 2018
[dropcap color=»#ddc80c» type=»square»]U[/dropcap]na calificación de 4 sobre cinco le da los empresarios al presidente Iván Duque luego de cumplir sus cien días de gobierno, para ellos la ruta emprendida por el mandatario sobre equidad, trasparencia y emprendimiento lo ubican como alguien que por ahora hace bien la tarea para el sector dominante. Esto significa que la política económica con una ley de financiación, la confianza en la política regional, pero sobre todo priorización en la agenda de productividad empresarial les favorece[1].
No se necesita ser un estudioso para entender porque están felices los empresarios, primero adelanta una serie de medidas económicas que los beneficia, segundo adelanta una campaña falsa de combatir la corrupción cuando en verdad ha premiado a diestra y siniestra a los corruptos optando mantenerlos en el gabinete de gobierno cuestionado por la misma razón. Un claro ejemplo de ello es su ministro Carrasquilla, que demuestra el cinismo del gobierno. El Hoy ministro de Hacienda Alberto Carrasquilla quien también fue ministro en el gobierno Uribe adelantó un plan de aguas donde como empresario ganó una simple comisión de ocho mil millones que según el expresidente Uribe solo alcanza una pequeña participación del 0,2% de todo un negocio que hoy es llamado los bonos de agua[2], ¿entonces cuanto fue el millonario negocio y como nos viene a decir entonces que combaten la corrupción?[3], Un tercer elemento por el cual están contentos los empresarios corresponde al avance decidido de continuar con la privatización de los servicios entre ellos la salud, la educación y un avance progresivo a nuevos negocios como las telecomunicaciones y la cultura con la llamada economía naranja y para cerrar con broche de oro la probable venta de Ecopetrol a cambio de construir las carreteras 4G.
Sus cien días lo caracterizan por la demagogia propia de la burguesía colombiana en sus 199 años de mandato, pero también por su arrodillada fidelidad al mercado mundial y el imperio gringo. Basta recordar que aprobada la reforma tributaria de Santos en 2016, la OCDE[4] pegó el grito en el cielo manifestando que ésta no era suficientemente contundente y que debería gravarse más a las personas y reducir a las empresas, razón para mantenerse entre los “países ricos” Colombia debe hacer. En ese sentido la propuesta de reforma tributaria demuestra la capacidad política de reducir impuestos a las empresas, catorce billones de pesos que saldrán del bolsillo de los colombianos ahora con la propuesta de gravar la canasta familiar, exonerar de impuestos a las empresas con el argumento de generar más empleo.
La política económica no está entonces proyectada a la financiación de la educación, los 14 billones engrosan el caudal capitalista y desmejora la calidad de vida de la población en general. Recordemos que otra de las recomendaciones de la OCDE es racionalizar el gasto público, reactivar el crecimiento económico con menores impuestos a las empresas y mayores exenciones, desarrollar instrumento de fiscalización digital, las que se adelantan sin vacilación y al pie de la letra.
Duque promueve la política norteamericana para asfixiar al gobierno vecino de Venezuela[5] construyendo y confabulando políticas de apoyo para la desestabilización del gobierno de Maduro pero además en reacomodación de la región a los intereses de Trump demostrado en el nombramiento de Alejandro Ordoñez ante la OEA[6] quien minimizará los desmanes y violación de los derechos humanos de las burguesías y hará denuncia permanente en busca de desestabilizar a gobiernos como el de Nicaragua, Venezuela, Bolivia o México entre otros que no son títeres del imperio.
La mirada colombiana es un reflejo de la política de radicalización a nivel regional. En la medida que las economías entran en crisis, la burguesía latinoamericana arrecia con todo para concentrar el poder y así controlar los negocios, ejemplo de ello quien más contento está con el gobierno de Macri en Argentina es Monsanto con los volúmenes de consumo de semillas transgénicas y glifosato, los agroindustriales y petroleros en Brasil o los empresarios y petroleros internacionales en Colombia por citar algunos ejemplos. La reciente elección de Jair Bolsonaro en Brasil es un claro ejemplo de ese cinismo que venden las derechas que se aclaman defensores de la democracia pero que en realidad son máquinas de la soberbia, la discriminación racial y social, la corrupción, la violación de derechos humanos y la represión militar.
A nivel mundial la situación no cambia mucho, Trump arremete con todo para quedarse con el petróleo de oriente medio, proyecto que intenta consolidar desde hace rato primero con el derrocamiento de Sadam Husein en Irak (2006), de Muamar Muhamad Abu-minyar el Gadafi en Libia en 2011, los ataques a Afganistán en 2001, los ataques a Libia y Siria en la última década, el desarrollo de ISIS como proyecto para desestabilizar a la región y ahora amenaza a las empresas[7] europeas que hagan negocio con Irán so pretexto de armas nucleares en suelo Iraní que no es otra cosa que una excusa para una intervención militar y reactivar su economía, pero por otro lado es quien controle a oriente medio controla el mercado mundial hoy disputado con Rusia y China.
Contrario a las oligarquías son las reacciones populares, miles de centroamericanos viajan desde octubre en busca de suelo Estado Unidense cansados del desempleo, la inseguridad, el hambre. Trump se niega a dejarlos ingresar y arma un paquete de medidas represivas con más de 20 mil efectivos para reprimirla. Es la doble cara de Trump que primero avivaba para que los países suramericanos recibieran a los migrantes venezolanos, pero no sucede igual con los centro americano y sur americanos que intentan llegar a su país. Resultado de esto son el resultado de las elecciones recientes donde el voto de opinión se moviliza para echar abajo las medidas represivas del actual mandatario y volver la cara “amable” de los demócratas.
Para el caso colombiano las últimas semanas han estado movidas por marchas estudiantiles en presión al gobierno por garantizar la inversión necesaria a la educación superior y la no privatización de la misma, marchas contra la venta de Ecopetrol, la defensa de las consultas populares, la defensa de las pensiones y garantía de la salud. Sin embargo, el estado responde con nuevas rondas petroleras principalmente para la Orinoquia, contrario a la voluntad popular de proteger los ecosistemas por encima del petróleo, pero el gran capital genera un debate jurídico que niega las decisiones locales tal como sucedió con Mansa robar en Cumaral Meta o el reverzaso de la consulta de Tauramena Casanare que la comunidad había ganado en 2012.
En síntesis, el gobierno Duque en sus primeros cien días saca las garras de una oligarquía que no esconde nada para mantener su hegemonía, la política de combatir la dosis mínima es una medida de represión popular pero da aliento a las redes del micro y narco tráfico quienes aumentan su presencia en el mercado mundial. La reforma de la Justicia Especial para la paz, el no cumplimento de los acuerdos de la Habana con las FARC, la no negociación con el ELN, y la represión a la protesta social son muestra de ello. Al pueblo solo le queda continuar el camino de la organización, la unidad y articulación en movilización y la lucha organizada.
[1]Así califican los gremios productivos los 100 días de Duque
[2]Denuncias de Jorge Robledo y Daniel Coronel. El tiempo
[3]Debate en el congreso sobre el ministro Carrasquilla
[4]Organización para la Cooperación y Desarrollo Económico (Ocde)
[5]Venezuela es una dictadura Duque
[6]Duque posesiona a Ordoñez como embajador ante la Organización de Estados Americanos OEA
[7]EE. UU. amenaza a empresas europeas que hagan negocios con Irán