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COAGROSARARE: 56 años de ejemplo, lucha y dignidad

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Trochando Sin Fronteras, marzo 20 de 2019
Por: Luis J Ramos

[dropcap color=»#ddc80d» type=»square»]LA[/dropcap] Cooperativa Agropecuaria de Sarare -COAGROSARARE-, es uno de los primeros proyectos sociales surgidos en la región que aún existe, que nació de la necesidad de los campesinos por resolver, a través de sus propios medios, la difícil situación de abandono en la que se encontraban. Es el reflejo palpable de la lucha por construir un proyecto de vida que garantice la permanencia en el territorio, y el deseo de crear un espacio donde las personas puedan alcanzar sus metas y hacer realidad sus sueños. Con el paso de los años, COAGROSARARE se ha convertido en una expresión de lucha por lograr un cambio en las condiciones de vida de los habitantes del campo araucano.

En la década de 60, un pequeño grupo de campesinos, agobiados por la difícil situación que se vivía en el Sarare, tomaron la decisión de fundar la Cooperativa Agropecuaria del Sarare, para solucionar los problemas de mercadeo, la educación para sus hijos, la construcción de las vías y la construcción de puestos de salud.

A lo largo de su historia, son muchas las dificultades por las cuales ha tenido que pasar esta empresa, pero gracias al esfuerzo de muchos, se ha mantenido y hoy es ejemplo de constancia y dedicación.

Desde su nacimiento en 1963 hasta hoy, 2018 COAGROSARARE ha pasado por cinco grandes etapas que han marcado su desarrollo.

El nacimiento de la Cooperativa y la administración del INCORA 1963 – 1975. (12 años de lucha y sacrificio para ponerla al servicio de los verdaderos intereses del pueblo organizado)

Antecedentes

En los años 60s, en todo Latinoamérica bullía un nuevo despertar de los sectores sociales y de los grupos progresistas, quienes veían como la revolución cubana abría una ventana para prospectar un nuevo modelo político que reemplazará a la viejas y caducas maneras de gobierno que desde antaño venían sojuzgando a todo el continente, se trataba de impulsar nuevas formas de participación social y de los sectores populares en la búsqueda de la solución definitiva a sus más sentidas necesidades, en cada uno de los países se luchaba contra la dominación descarada del imperialismo yanqui y de las oligarquías criollas que mediante los gobiernos de turno, mantenía a las mayorías en condiciones lamentables, en consecuencia el movimiento revolucionario buscaba mediante la instauración de regímenes de corte popular y revolucionario, permitirle al pueblo que construyera un gobierno que ofreciera mejores condiciones de vida y de justicia social.

El abandono y el atraso era el común denominador, la falta de garantías políticas para la participación social en la solución de los problemas, el analfabetismo, la falta de programas de salud, de protección a la producción campesina, el mercadeo, la asistencia técnica, de vías y de medios de comunicación, tenían a Latinoamérica en condiciones lamentables que no le permitían al pueblo acceder a mejores oportunidades de desarrollo impidiéndole construir un futuro mejor para las clases sociales menos favorecidas.

En el caso colombiano, el pueblo acababa de salir de la violencia liberal conservadora y se encontraba tratando de asimilar las presuntas bondades del acuerdo político denominado Frente Nacional, que pretendía darle estabilidad política al país y a la vez impulsar el progreso para todos, desde lo óptica de los gamonales, politiqueros, terratenientes e industriales.

Los programas propuestos en las políticas populistas implementadas por los gobiernos de transición instaurados después de la dictadura de Gustavo Rojas Pinilla, no se veían por ninguna parte, por el contrario, cada día las condiciones eran más difíciles para los más pobres quienes veían como las tierras abandonadas durante la violencia iban pasando a manos de los hacendados más poderosos.

El nacimiento

Por el año de 1962, los campesinos preocupados por la difícil situación de abandono en que se encontraban, tomaron la decisión de organizar la cooperativa, aprovechando el ambiente favorable que tenía el cooperativismo en el país, puesto que desde su llegada a Colombia en 1923, este no había sido visto con tan buenos ojos por el gobierno como en ese entonces, aunque no fuera así para el comercio y los sectores más reaccionarios de la sociedad burguesa, pero estaban dadas las condiciones que los motivaba a organizarse y a luchar por sus derechos.

Caminando en esa ruta, comenzaron a hacer reuniones en sus mismos sitios de trabajo, también en las veredas y en algunos poblados donde era más sentida la necesidad de la cooperativa.

Así las cosas con los pocos conocimientos que existían en Colombia sobre la legislación cooperativa y apoyados sobre las líneas más generales del cooperativismo internacional, algunos campesinos se dieron a la tarea de convocar a otros, mostrando las bondades de tener una organización propia de tipo empresarial, que no solo brindará oportunidades de capacitación, sino la posibilidad de intervenir de manera autónoma sobre el mercadeo, la asistencia técnica, la productividad, la educación, la salud y la convivencia.

En la medida que se iban realizando las reuniones, se recogían los nombres de las personas que se mostraban interesadas en hacer parte de la cooperativa.

Seguidamente, gracias a la asesoría de la Unión de Trabajadores de Colombia (UTC) y de la Federación Agraria Nacional (FANAL) construyeron sus estatutos, y se consiguió que el Banco Interamericano de Desarrollo BID apoyara el surgimiento de la cooperativa con documentos y asesoría.

En consecuencia, la cooperativa obtuvo su personería jurídica el 7 de marzo de 1963 emanada del ministerio de trabajo y firmada por el doctor Belisario Betancurt quien era el ministro de trabajo de ese entonces.

Seguidamente, los precursores de la cooperativa construyeron su línea política y organizaron la administración, su primer gerente fue JOSÉ SALVADOR PARRA, pero el INCORA como representante de la institucionalidad en el departamento, se apropió de la administración mediante una maniobra poco ética, pues tan pronto como la cooperativa obtuvo su personería jurídica, el Instituto sin consultar con el consejo, ni con la asamblea, comenzó a vender acciones de la cooperativa a cada uno de los beneficiarios del crédito supervisado, del cual le descontaban directamente, quinientos o mil pesos según el caso.

Inmediatamente el INCORA llamó a asamblea y se posesionó en la administración de la Cooperativa, con el argumento de que los campesinos no tenían capacidad para administrar. El primer gerente de la era INCORA fue ALFONSO RAMIREZ PARADA, quien en ese año era el director del instituto. Más tarde, el director del INCORA actuaba como presidente del consejo con derecho a voz, voto y veto.

No bien se había instalado la administración impuesta por el INCORA, se comenzaron a evidenciar los errores y desaciertos, pues todos los programas que se ponían en marcha inmediatamente comenzaban a generar pérdidas, los informes no eran reales, casi siempre estaban inflados, los balances comenzaron a ser maquillados para no reflejar la verdadera situación de la cooperativa, con esto se buscaba desvirtuar los comentarios sobre las cuantiosas pérdidas que se venían presentado.

Ante esta situación, algunos miembros del consejo y de la junta de vigilancia en compañía de un buen grupo de asociados se dieron a la tarea de recuperar a la cooperativa para ponerla al servicio de sus verdaderos dueños, así, en el año 1975, después de doce años de lucha y de muchos choques y enfrentamientos, el INCORA, entregó la cooperativa en condiciones lamentables, aislada comercialmente y sin credibilidad ante las casas comerciales, con una base social indiferente, bloqueada económicamente al no poder obtener financiamiento externo, casi al borde de la quiebra, y peor aún, con la mayoría de sus dirigentes amenazados.

En la asamblea de 1975, los socios más consecuentes, lograron modificar el consejo de administración y pusieron en la gerencia a ALEJANDRO TORRES, un campesino habitante de Puerto Nariño jurisdicción de Saravena, activista de la ANUC, comprometido con el proceso de recuperación de la cooperativa.

La administración campesina y la quiebra, (1975 – 1984.) (9 años de lucha por sobrevivir al bloqueo económico, a los señalamientos, a la persecución y asesinatos y al desplazamiento económico)

Lo primero que hizo ALEJANDRO TORRES al posesionarse, fue cerrar los almacenes de Tame, Arauquita, Pto. Rondón y con ese dinero fortaleció el plan ganadero y surtió el almacén de agro-insumos de Saravena, para frenar la caída de la cooperativa.

Además, con el apoyo del consejo, emprendió las siguientes tareas:

  1. Actualizar la contabilidad, pues al momento de su posesión, esta llevaba más de 6 meses de atraso.
  2. Hacer una campaña de educación con aquellos asociados que amaban a la cooperativa, con el fin de tener un punto de apoyo para su gestión administrativa.
  3. Recuperar la credibilidad ante las casas comerciales, a las cuales a las cuales se les habían incumplido.
  4. Hacer el análisis de la base social con el fin iniciar la depuración social y cerrar los programas que no eran necesarios.

Durante este período, 1975 – 1984 la cooperativa logró alguna estabilidad, pese a que la mayoría de sus dirigentes habían sido desplazados, pero a partir de 1980 la cooperativa volvió a entrar en una nueva crisis social y económica, pues no solo su dirigencia, sino que muchos de sus asociados comenzaron a ser desplazados o asesinados,
Es bueno recordar que durante la administración del Instituto Colombiano de la Reforma Agraria (INCORA), la cooperativa llegó a tener 1.900 asociados, pero con la depuración realizada en la administración de Alejandro Torres, le quedaron solamente 530 asociados, de los cuales, entre 1980 y 1984 perdió a 375 de ellos así: 250 asesinados, 125 desaparecidos y muchos desplazados, hasta que solo quedaron un poco menos de 80 esparcidos por todo el Sarare.

En 1979, Alejandro Torres acosado por los señalamientos, tuvo que retirarse de la gerencia, además, de la administración, fueron asesinados José Odel Lizarazo, vice presidente del consejo; Laureano Castañeda, miembro de la junta de vigilancia; Juan de Dios Hernández, gerente se había retirado por las misma razones que Alejandro. Seguidamente fueron desplazados, Alfonso Suescún presidente del consejo, y Leonidas Martínez, gerente recién nombrado en reemplazo de Juan Hernández.

Esta situación dejó a la cooperativa sin base social y sin dirigencia, por esta razón el comercio la desplazó, quintándole los espacios que había conquistado hasta el año de 1984, todas sus actividades comerciales quedaron reducidas a cero, solo quedaban algunas cabezas de ganado en el campo y un par de empleados.

La reactivación y la consolidación, 1985- 2005. (20 años haciendo realidad el sueño de los campesinos y desarrollando la iniciativa de construir un futuro mejor para las generaciones venideras)

Venciendo el fantasma del cierre, y contraviniendo las condiciones imperantes, tres integrantes de la administración, Luis Julios Ramos revisor fiscal, con el apoyo de Belisario Franco y Alvaro Argumedo, miembros del consejo de administración, se dispusieron sacar a COAGROSARARE de la situación en la que se encontraba, reorganizaron la administración nombrando en la gerencia a Vitelvina Cristancho, Luis Julios continuó como revisor fiscal, Aidee Curz como secretaria general y un almacenista, del cual no se recuerda el nombre, el consejo se reforzó con Gabriel Soto, seguidamente se formuló el plan de desarrollo 1985 – 1995 y lo pusieron en práctica aprovechando la necesidad que existía de crear una organización capaz de representar a los trabajadores del campo araucano. Por este medio se le creó nueva base social a COAGROSARARE.

Después de un arduo trabajo la cooperativa llegó tener 65 sectores cooperativos debidamente organizados, cada uno con su tienda, se organizó el mercadeo agropecuario, se impulsaron proyectos como el cultivo y procesamiento de la caña panelera, y el procesamiento del cacao, los servicios comenzaron a llegar a los asociados y comunidad en general, especialmente a la comunidad campesina, a través del mercadeo puerta a puerta. Se creó el departamento de educación y se instaló la escuela de formación profesional para surtir la administración de los sectores cooperativos.

El conflicto regional y el cierre, 2005 – 2012 (7 años de lucha por la supervivencia y por proteger el legado que dejaron los fundadores)

Después del 2003 las cosas en el departamento comenzaron a ponerse más difíciles, las detenciones masivas, la invasión paramilitar, la persecución y asesinato de los tres líderes sociales, la ola de violencia generalizada que afectó la región, más el conflicto interno entre las dos guerrillas pusieron en crisis a la economía de toda la región del Sarare y especialmente la de la cooperativa, que dependía de las ventas a los productores del campo para sostenerse, por esta razón muchos sectores cooperativos fueron cerrados, porque las ventas se disminuyeron a tal punto que no daban para cubrir los gastos, entonces la administración para no incurrir en pérdidas, tomó la decisión de cerrar operaciones hasta que las condiciones mejoraran.

Resurgimiento y perspectiva de desarrollo

 

El resurgimiento hace parte de esa voluntad de permanecer en el ideario de la gente, mostrándose como el patrimonio más valioso que tiene el campesinado araucano, por eso desde el año de 2012 el consejo de administración tomó la decisión de reabrir la cooperativa con la perspectiva de convertirse en punto de referencia para materializar el plan de vida en las comunidades, como una respuesta a las ingentes necesidades de la región. Hoy COAGROSARARE está volviendo por sus caminos, cumpliendo la misión que le encomendaron sus fundadores en beneficio de las generaciones venideras.

Día a día se va reorganizando para llegar a cumplir la loable labor de apoyar a los productores del campo, servir de modelo para el desarrollo empresarial de toda la región. Hoy estrena una nueva imagen y con la disposición de llegar a aquellos sectores de la población menos favorecidos con un servicio eficiente y de calidad.

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