Guardias indígenas, cimarronas, campesinas, urbanas e interétnicas, se dieron cita en Cali para un encuentro crucial que busca denunciar las contradicciones de la COP16, un evento internacional que, aunque promovido con grandes expectativas, se presenta como un mecanismo que perpetúa la lógica capitalista en lugar de ofrecer soluciones efectivas a la crisis ambiental.
Los pueblos reunidos en esta cumbre popular alertaron que las soluciones capitalistas de la COP16 para los problemas ambientales, son insuficientes y marginan a quienes realmente están afectados por la devastación ambiental, los pueblos indígenas, campesinos y afrodescendientes, quienes han sido los verdaderos guardianes de la biodiversidad, no tienen voz en estas discusiones. Estas comunidades, se ven continuamente afectadas por políticas que no promueven un cambio estructural, sino que beneficia a una pequeña élite económica, tanto a nivel nacional como internacional.
Durante la cumbre, se expuso cómo los gobiernos, en complicidad con corporaciones transnacionales, han convertido la crisis climática en una oportunidad de lucro, presentando iniciativas que disfrazan la explotación de recursos y la destrucción de ecosistemas como “soluciones sostenibles”. Esta situación expone las denuncias de los participantes de cómo el capitalismo no solo explota a los seres humanos, sino que también despoja a la tierra de sus riquezas, promoviendo un modelo de desarrollo que antepone el beneficio económico de unos pocos a la supervivencia de la humanidad y del planeta.
El mensaje desde Cali es contundente:
No se puede continuar sosteniendo que los problemas generados por el capitalismo pueden resolverse dentro del mismo sistema. Las comunidades demandan la construcción de alternativas que superen el capitalismo y que se fundamenten en el respeto por la vida, el fortalecimiento de la soberanía de los pueblos sobre sus territorios y la protección de los ecosistemas, considerándolos no como recursos para ser explotados, sino como pilares esenciales para la existencia.
Este encuentro paralelo en Cali se erige como un símbolo de resistencia y dignidad, donde las comunidades demandan ser reconocidas como protagonistas en la construcción de un futuro justo, donde la vida no sea mercantilizada y se respete la naturaleza. Además, resalta la necesidad de un cambio radical en las políticas globales, donde la lucha por la vida, la biodiversidad y el bienestar y plan de vida de las comunidades debe estar en el centro de cualquier discusión sobre el futuro del planeta.
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