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Editorial edición N° 31 Marzo – Abril de 2017 | Periódico Trochando Sin Fronteras

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Trochando Sin Fronteras, abril 11 de 2017

El 2017 proyecta el recrudecimiento de los conflictos económicos y políticos en el mundo. La causa de ello son las medidas que la clase capitalista impone a los trabajadores para contener la crisis de su sistema de explotación global, en el que las clases desposeídas de los países centrales y periféricos llevan la peor parte. La organización no gubernamental OXFAM señala que en el 2016 un 1% de la población mundial poseía más riqueza que el restante 99% mientras se ocultan en paraísos fiscales[1] más de 7,6 billones de dólares.[2]

La deuda pública ha venido aumentando en los últimos años, lo cual ha generado regresivas políticas fiscales, que se traducen en más impuestos para las clases trabajadoras del mundo. La incapacidad neoliberal para solucionar la crisis capitalista y de la izquierda reformista de aprovechar esta fractura de hegemonía, vuelca la política hacia al neo-populismo y la derecha neo- conservadora.

A medida que crece el inconformismo popular por las consecuencias de la crisis, también se fortalecen los mecanismos de control y represión. Así, aparece en el mediano plazo una seria amenaza de fenómenos bélicos. En el mundo se habla de Paz mientras se prepara el continuismo de la guerra. Mientras Donald Trump  inicia un proceso de centralización interna de capital para contener la crisis de su economía nacional, fortalece su poderío militar y la llamada “lucha contra el terrorismo”.

II

En ese contexto se desarrolla el contradictorio proceso de reconciliación política en Colombia. El optimismo de sectores políticos se contradice con la incredulidad de millones de colombianos que ven minadas sus perspectivas de vida digna, al continuar sumergidos en el sub-desarrollo económico y el corrupto sistema político nacional. El fracaso económico de la nación[3] se descarga en los sectores populares y de clase media e impide que estos dignifiquen su existencia sometiéndolos a humillantes condiciones de sobre explotación y exclusión en campos y ciudades.

Los impuestos benefician a empresarios y grandes rentistas nacionales y extranjeros, pero afectan cada vez más a las clases trabajadoras, quitándole valor real a los salarios de los colombianos. Los parasitarios sectores de la clase política se tragan unos a otros, buscando la forma de apropiarse de los vergonzosos beneficios que obtienen al empeñar la soberanía nacional en el comercio mundial.

La “democracia” colombiana es un fraudulento sistema de beneficio económico y dominación política de incorregibles defectos que degradan culturalmente a la gente, naturaliza el patrón del pillaje, la corrupción, la indiferencia, el oportunismo y el individualismo.

III

La dinámica de la paz toma un segundo impulso a través de la vía del Fast Track (vía rápida para la implementación) luego del fracaso del plebiscito. Esa vía rápida da preponderancia al gobierno y al congreso,  por encima de los mecanismos de consulta y participación popular. La facción uribista intenta aprovechar esta situación para retomar el poder político, mientras la izquierda comprometida con la paz quedó en condición dependiendo de las garantías que le dé el gobierno y de su capacidad de maniobra para capitalizar el creciente descontento popular.

La mecánica de la paz permitió a sectores de izquierda y derecha comprobar su distanciamiento de la dinámica social de la población colombiana. La abstención del pueblo en las jornadas electorales (por encima del 60%) denota la limitada inclusión y participación de éste en el sistema político del país. La gente no cree en la política formal como mecanismo para resolver sus principales problemas. Así, los acuerdos de La Habana no fueron acogidos como sentir nacional, lo cual fue oportunista y mediáticamente manipulado por la oligarquía.

Por su parte, el inicio del diálogo entre el gobierno nacional y el ELN abre posibilidades para ampliar los temas y escenarios del debate sobre los grandes problemas del país. Así mismo, ofrece oportunidades para visibilizar sectores que históricamente han sido excluidos o limitados en la toma de decisiones políticas, pero no remplaza las tareas de la izquierda social y popular en procura de consolidar una paz para el pueblo.

Una paz desde abajo que pueda conectar desde la organización y la lucha social las expectativas de los ciudadanos de a pie con las apuestas más progresivas puestas en juego en el pulso político del país. En esa intención se inscribe el Movimiento Político de Masas Social y Popular del Centro Oriente de Colombia.

En tal sentido, la Mesa Social para la Paz cumple una función importante junto a nuestra dinámica permanente de lucha y transformación en los campos y ciudades de la región, pues para avanzar en la construcción de una paz más allá de la simple desmovilización de la insurgencia armada, debemos concretizar escenarios amplios que hagan posible la participación social de forma activa y vinculante, a distintos escalas y niveles.

Si bien, la paz es necesaria en nuestro país, indudablemente no será posible si no se garantizan las transformaciones que permitan superar las causas estructurales del conflicto político, social, económico, cultural y armado entre clases; la  participación social de todos y todas será un paso importante, en la medida en que sea vinculante, complementaria y decisoria. Por lo anterior, extendemos el llamado a toda la región del Centro Oriente a seguir avanzando en la consolidación de nuestra permanente e histórica lucha por soberanía y dignidad.

Pero esa participación del pueblo en la construcción de paz tampoco será posible si continúa la agresión y la violencia en contra de líderes y dirigentes sociales. Hemos insistido en la necesidad de que el  Estado colombiano y la burgesía tomen la decisión política de desmontar el paramilitarismo como mecanismo de guerra sucia. no obstante, a medida que pasan los días aumentan los asesinatos, atentados y amenazas, cuyo mas reciente objetivo fue el Dirigente del Movimientos Político de Masas Social y Popular del Centro Oriente de Colombia, José Murillo Tobo, quien recibió mensajes de los autodenomidandos «Comandantes de águilas negras», soló días después de de haber sido objeto de señalamientos por parte del portal web la Silla Vacía.

A pesar de las intimidaciones provenientes de la prensa y de las estructuras encubiertas de la violencia estatal, continuaremos nuestra lucha por la defensa de la vida y la permanencia en el territorio enmarcadas en la construcción de una Colombia libre y soberana

 

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[1]Panamá, Islas Caimán, Belice, Islas Vírgenes Británicas, Bahamas, Seychelles, etc.

[2]https://www.oxfam.org/sites/www.oxfam.org/files/file_attachments/bp210-economy-one-
percent-tax-havens-180116-es_0.pdf

[3]Según la Contraloría General de la República en 2015 la deuda pública fue 453,2 billones
 56% del PIB, la deuda externa registro 89,8 billones en 2014 y 129,59 billones a 2015,
 la interna 206,04 billones en 2014 y 212,31 billones 2015.
 http://www.elpais.com.co/elpais/economia/noticias/deuda-publica-colombia-supero-56-pib-ano-pasado

 

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