Trochando Sin Fronteras – Abril 22 de 2020
Por: Flor María Hernández Castro[1]
En Colombia la pandemia obligó a decretar la cuarentena y, los más afectados son los trabajadores informales. El gobierno, como siempre, ha ofrecido ayudas; pero estas solo se ven en las noticias. Miles de familias están hoy en una gran hambruna, familias que han salido a protestar recibiendo la represión del ESMAD y la Policía como respuesta.
De toda la ayuda ofrecida tanto en las alocuciones presidenciales, como en las entrevistas a las autoridades territoriales solo se ven los casos de corrupción; alimentos dañados, sobrecostos y alteración en las bases de datos(Sisben – Aporte Solidario y en la Registraduría).
Alteraciones en las bases de datos que evidenciaron, casos hasta de 12 personas asignadas a una misma cédula, ¿La cédula no es única e intransferible?. El anuncio de beneficiar a 10 millones de colombianos, se queda solo en eso, un anuncio, puesto que, muchas personas no se encuentran en las bases de datos (Familias en Acción, Jóvenes en Acción o Adultos mayores), o simplemente otros ya han reclamo los subsidios por ellos.
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Al Gobierno Nacional se le debe preguntar si ¿Están usando las mismas bases de datos con las que hicieron el fraude electoral en 2018?, ¿Por qué aparecen una o muchas cédulas de personas fallecidas y otras inexistentes?.
Mientras los sistemas fallan, las bases de datos se alteran y se prohíbe compartir estos fraudes por las redes sociales, el sector informal sobrevive una pesadilla en medio de la cuarentena. Pesadilla que viven los vendedores, recicladores, bicitaxistas, en general trabajadores por cuenta propia, personas en edad productiva que están en una situación desesperada tras 35 días confinamiento.
Mayorías de trabajadores y familias que se ven abocadas a tomar la decisión de morir de hambre o de coronavirus. Algunos se la rebuscan vendiendo tapabocas, bolsa para basura, eucalipto… u otros productos. Otros salen a las calles ó a sus ventanas para hacer sonar la cacerola; recibiendo como única respuesta represión por parte de la Policía y el ESMAD.
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En Bogotá las Secretarías de Gobierno, Integración Social y la Desarrollo Económico (IPES) hacen su labor llamando a organizaciones y a los líderes sociales para pedirles listados y llenar formularios, pero después de un mes haciendo esa tarea la única respuesta es «Estamos organizando los listados para evitar la corrupción y que se entregue alguna ayuda alguien quien no sea beneficiario».
Pasados 30 días, las donaciones, ni los mercados se habían entregado; a mediados de abril se realizaron giros, pocos, no los millones que se anuncian a diario en la televisión y la prensa. Desde el lunes 20, por fin, empezaron a entregar algunos mercados, dentro de los cuales la mayoría de los productos perecederos están en mal estado y de los otros productos muchos con fechas vencidas según las denuncias de las comunidades.
Las organizaciones y los líderes han procurado mediar con el Gobierno Nacional, Distrital y Local, sin éxito alguno. Ante tanta indolencia del Estado y la situación de hambre de las familias, se logró con familiares y amigas(os) donar carca de 150 mercados básicos ( frijol, arroz, lenteja, panela y otros productos no perecederos) para las familias con niños y adultos mayores o enfermos; además se promovió por las redes estos ejercicios para motivar a otras personas a que hagan donaciones o que apadrinen una familia. Reconocemos que aunque estos son paños de agua tibia, peor es nada.
[1]Flor María Hernández Castro
Dirigente Social
Defensora de Derechos Humanos