miércoles, noviembre 29, 2023

La democracia como representación: Una mirada desde la Merlano

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la democracia como representación

Trochando Sin Fronteras Marzo 25 de 2020

Por: Antonio Esguerra – colaborador

La Merlano hace parte de la mitología política del país. Tras haber sido capturada y condenada a quince años de cárcel por compra de votos, logró intrigar para que fuese trasladada desde la prisión a una cita de ortodoncia, y desde allí escapar por la ventana deslizándose por una cuerda de sábanas, como si se tratara de un film de humor, escena grabada “causalmente” por un transeúnte.

Meses después fue recapturada en Venezuela y quedó en manos del archienemigo del gobierno colombiano: Nicolás Madurado. En su cautiverio decidió hablar, no solo ante la fiscalía venezolana, sino ante los medios, aseverando entre muchas otras cosas, que la inmensa mayoría de políticos de la derecha colombiana llegan a sus cargos mediante la compra de votos, asunto en el que están comprometidas las familias del poder de la Costa Caribe (Gerlein y Char).

Afirmaciones desdeñadas y reducidas a show desde el Gobierno y la Fiscalía General, que ni siquiera se molestaron en disimular, afirmando que se abrirían averiguaciones. De cualquier forma, la Merlano ha entrado ya en la construcción de las fábulas políticas y de ahí la importancia de recabar sobre sus aprendizajes.

TSF – Trochando Sin Fronteras: La Merlano, más que hablar sobre tú situación, nos interesa saber ¿Qué es para ti la democracia?
lM – La Merlano: Para mí la democracia es representación.

TSF: ¿Te refieres a que ciudadanos libres e informados pueden libremente elegir a sus representantes ante la sociedad, que estos reunidos conforman la voluntad del pueblo, y bajo esa potestad hacen las leyes que luego cubren a todos, y todos acatan voluntariamente?
lM: Bueno… sí. Pero también me refiero a esa otra forma de representación que se vincula con la actuación; ya sabes, como en las telenovelas.

TSF: ¿Puedes ampliarnos tu visión?
AM: Pues creo que todo esto ya es conocido. En las telenovelas hay actores: el que hace de bueno, la chica guapa, el rico con mucho poder, la joven ingenua… allí cada uno cumple su papel, pero lo importante es que entre todos juegan para entretener al pueblo.

TSF: ¿Entretener? ¿Respecto de qué y para qué?
lM: El efecto de la novela es que la gente se identifique con los personajes al punto que sientan y vibren con ellos; una buena novela se nota cuando la gente odia o ama a los personajes, y hace de ella parte de sus conversaciones diarias; cuando eso pasa, se dice que la novela conquistó el corazón de los colombianos. Cuando eso sucede la gente disfruta, canaliza sus rabias y deseos en la vida que llevan sus personajes favoritos, en síntesis, se distrae. De ese modo los espectadores ya no piensan tanto en sus problemas reales, la gente ya no se come la cabeza con asuntos como el desempleo, lo caro de la vivienda, o la desatención a sus enfermedades. En las telenovelas, como en Facebook, la “vida es bella”.

TSF: Pero ¿En realidad la vida política de la democracia es así?
lM: ¡Si claro! Allí cada uno juega un papel: ante las cámaras y las fotos todos sonríen, luego cada uno asume un rol: unos actúan más rudos, otros más condescendientes, se dicen y maldicen entre competidores, pueden cambiar de posiciones, pero a la final todos están de acuerdo en que como representantes deben quitarles a sus votantes las preocupaciones de su vida en esta sociedad. La preocupación de la gente se limita a votar, luego de eso, ya se despreocupan, porque los representantes son los encargados de las decisiones difíciles. Por eso se dice que ellos “llevan el país a cuestas”.

TSF: ¿Pero esto sería contrario a lo que se afirma de la democracia? ¿No exagera usted un poco?
lM: Yo no creo. En la novela se ficciona, se ficciona la realidad. Se ficciona como ahora lo hacemos tú y yo. En la política de la democracia también. Allí, cada candidato a representante crea un personaje, y la única condición es que deba gustar; y para que guste, existen muchas técnicas comunicacionales, como el manejo de imagen y discurso, con las cuales busca robarse el corazón del país. Pero en las telenovelas también hay todo un tren de gente atrás de las cámaras, es decir todo un ejército de trabajadores y se invierte mucho dinero para generar la producción. Lo importante es que la telenovela como producto final genere una ganancia. En la política sucede lo mismo, detrás del representante hay una maquinaria: de relaciones, propaganda, compra de votos, acuerdos; en ella también se invierten miles de millones, y ¿cuál es el objetivo? Pues que también haya una ganancia de capital.

TSF: ¿Esto de la ganancia es evidente en las telenovelas? ¿Pero en la política…?
AM: No hay diferencia. Para lograr que alguien llegue a la dignidad de ser un representante de la patria hay que invertir mucho, y también ficcionar mucho. Cuando eso se logra hay que empezar a cobrar. Esto se hace con el voto favorable a tal o cual proyecto. Por ejemplo, en todas las grandes obras civiles de la Costa Atlántica (como lo del rio Magdalena, el Canal de la Reina Isabel, o las megas obras proyectadas en Barranquilla) el Grupo Aval, o el capital español invierten cientos de millones de dólares, pero su viabilización por parte del Estado depende del voto favorable de la familia Gerlein o Char, sin su consentimiento no se mueve una sola piedra. Aquí los inversores y políticos juegan su papel, y cada uno tiene su industria: unos la de ejecutar la obra civil, los otros, la industria del voto, eso que algunos llaman la industria de la corrupción.

TSF: ¿Pero lo que tú me describes es lo contrario de la democracia? Porque eso es una “sociedad de cómplices”, puro contubernio.
lM: Bueno, digamos que son miradas, y eso lo respeto, ¡ como demócrata que soy ! Yo te podría decir que tú prefieres creer en la ficción, que también disfrutas y crees en el arte de novelar. Pero así también son las cosas. Y pronto aprendes que entre bomberos no se pisan las mangueras. Si quieres ser exitoso en la política de la democracia, sabes lo que sabes y te callas; porque como todos tienen rabo de paja, es mejor no encender la mecha, y por eso se evita empujar al otro al agua; pero en la actuación de la contienda electoral se pueden decir muchas cosas, ¡he ahí lo bello de la democracia! Actúas así sabiendo que debes evitar atravesarte demasiado en el camino de las decisiones importantes, porque de lo contrario te ganas enemigos poderosos que te sacan del camino, por la buena o la mala, como me sucedió. Todos jugamos nuestro papel: el ciudadano vota y les lanza la responsabilidad a los representantes; los representantes actúan para ganar lo suyo y ser reelegidos; y los inversores financian las campañas para hacer sus negocios ¿ves cómo todos ganan? La complicidad es de parte y parte.

TSF: Esto que me describes es muy macondiano. ¿Es un defecto del funcionamiento de la democracia colombiana?
AM: Yo no creo. Mira como el caso de Odebrecht evidenció a más de once gobiernos, y en él participaban desde presidentes para abajo. En España los jueces demostraron que los partidos Popular y Socialista hacían parte de un gran entramado de corrupción y evasión de impuestos, ¿y qué sucedió? Pues que siguen gobernando. Samper fue elegido con dineros de la mafia; Andrés Pastrana regaló el Cerrejón y anda libre; Uribe con el general Mario Montoya ejecutaron a cientos de civiles para que los inversionistas extranjeros se apropiaran de los recursos de minería, y son considerados héroes de la patria. Bush hijo fue elegido con serias dudas, pero se quedó en el gobierno y creó una cruzada mundial contra el terrorismo que benefició a las fábricas de armas y de petróleo.

TSF: Pero hay casos en que se dan castigos debido a las denuncias de los medios de noticias ¿Esto demuestra que la libertad de información y comunicación es un contrapeso indispensable para la democracia?
lM: Estoy de acuerdo contigo. Como te he dicho la democracia es representación, y la representación implica novelar, y para novelar hay que ficcionar. La producción de ficción es muy necesaria a la democracia, tanto que sin ficción ella no existe. Y la producción de ficción tiene sus técnicas. En este caso, la libertad individual, de información, de propiedad, de conciencia y voto son parte de esas técnicas. Su puesta en escena por los medios de comunicación logra que realidad y ficción se junten como una sola cosa. Por ejemplo, todos los días millones de personas acuden al noticiero de la noche para enterarse de lo que sucede en la realidad, pero si luego le preguntas a la gente sobre qué pasa en el país lo más seguro es que te repitan la realidad que acaban de escuchar, o sea la realidad real es la realidad editada. Es así que las mejores telenovelas son las políticas, como esta que yo protagonizo aquí y ahora.

TSF: Pero ¿entonces los noticieros son otra forma de telenovela?
lM: Si. En especial cuando se trata de la política de la democracia. Yo he disfrutado y aprendido de grandes series, por ejemplo: la novela de la apertura económica protagonizada por Gaviria y el Kinder Garden; la del proceso 8000 interpretada por Samper; La del Caguán, un exitazo que impidió ver la terrible crisis de fines de siglo XX; y la más larga y de mayor influencia, -más que padres e hijos, Betty la Fea, o los Juegos de Tronos-, la de “Uribe versus paz”, con la que se ha neutralizado toda alternativa social, y de la que soy un producto, y como se lo dije en mi entrevista a Vicky, una títere.

TSF: Vaya, ¡me dejas helado! Para finalizar. En el país se viene desarrollando una serie de protestas sociales en las que se reclaman cosas como fuentes de trabajo, el derecho a las pensiones, o se pide más democracia, ¿Cómo ves esto?
lM: Bueno lo mío ha sido el glamour de la política y los votos, no la protesta. Pero les diría que no pidan más democracia, sino otra democracia.

TSF: Bueno. Gracias Aida por ficcionar con nosotros.

 


** Las opiniones, sátiras, análisis y/o similitudes expresadas por los autores son su responsabilidad,  por tanto Trochando Sin Fronteras no se hace responsable

 

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