
Trochando Sin Fronteras 28 de enero de 2017
Por: América Niño
Mientras miles de personas “amantes de los toros” se dieron cita este 22 de enero en Bogotá para celebrar con ímpetu un nuevo triunfo de la administración de Peñaloza, quien abrió otra vez las puertas de la Santa María para la fiesta brava, otras miles se encontraron en la calle manifestando su inconformidad con pancartas, arengas, gritos, música y arte.
Como es costumbre, la fuerza pública se hizo presente desplegando un esquema de seguridad que protegía los intereses de los asistentes a la plaza, agrediendo a los manifestantes de distintas formas para garantizar que la fiesta taurina se desarrollara con normalidad, que los muertos dejaran su sangre en la arena siendo las victimas silenciosas de los toreros.
El debate se ha centrado en los disturbios que se ocasionaron en la calle, en el supuesto mal comportamiento de los antitaurinos y la obligación de los agentes de policía de responder con violencia para mantener el orden, sin embargo poco se dice de cómo se vivió dentro de la plaza, que el primer toro se llamaba libertad y que mientras lo torturaban, los asistentes levantaban sus pañuelos blancos y gritaban su nombre en coro.
Pero más allá de un sentimiento de compasión por los animales torturados y asesinados el 22 de enero, los manifestantes reclamaban por una inversión millonaria que se ejecutó para adecuar la plaza, tenerla lista y recibir a miembros de las más distinguidas familias luego de cuatro años de haber cerrado la Santa María. Viendo el vergonzoso estado en el que se encuentran hospitales, escuelas, vías y centros culturales públicos en Bogotá, miembros de organizaciones animalistas se indignaron al saber que la alcaldía de esta ciuda utilizó recursos públicos para el entretenimiento de algunas personas, en vez de preocuparse por reparar alguna insfraestructura que sirva a la ciudadanía con mayores necesidades.
Sin embargo, personajes como Felipe Negret, defienden su afición por la fiesta brava argumentando que recuperan su libertad al entrar por la puerta grande de la plaza y que no deben ser excluidos de la oferta cultural en Bogota, porque además han sido víctimas de despojo, censura e ignominia en el tiempo que estuvo cerrada la Santa María, también describe a los antitaurinos como los interesados en hacer que la tradición desaparezca junto con la especie, el toro de lidia.
Este primer día de jornada taurina en Bogotá estuvo lleno de violencia, dentro de la plaza como afuera de esta, no solo hubo agresiones entre manifestantes y miembros de la policía, sino también entre asistentes y antitaurinos, en la cual se vieron todo tipo de agresiones verbales y físicas.
Después de este primer encuentro, mañana 29 de enero nuevamente miles de manifestantes antitaurinos se darán cita en Bogotá rechazando y repudiando el maltrato en contra de los animales, la cita será a la 1:00 de la tarde en la carrera séptima, entre la calle 24 y el Planetario Distrital.
En reunión entre los organizadores de la manifestación y la Policía Nacional, se acordó un plan operativo que permita el libre derecho a la protesta y que evite los abusos y atropellos por parte del ESMAD a los manifestantes que dejaron decenas de heridos y detenidos el domingo anterior.