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Los estudiantes de la Javeriana construimos paz manifestándonos solidariamente

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Trochando Sin Fronteras, septiembre 27 de 2019

Por: Libertad Begeron Galeano

E[dropcap color=»#ddc80d» type=»square»]E[/dropcap]stas dos últimas semanas han sido muy extrañas en la Universidad Javeriana. Primero, por el suicidio de un estudiante el pasado jueves 19 de septiembre; segundo, porque el ESMAD arremetió contra estudiantes de la universidad javeriana solamente por manifestarse de forma pacifica y solidaria por la represión contra los estudiantes de la Universidad Distrital que han estado protestando ante la corrupción del rector de dicha universidad. El ESMAD en una clara violación del Derecho Internacional Humanitario y de los Derechos Humanos lanzó gases lacrimógenos alrededor del Hospital Universitario San Ignacio.

Por supuesto que la comunidad no podía quedarse quieta e indiferente ante estos sucesos ocurridos el día 24 del presente mes, así que se convocó a un plantón en rechazo a lo ocurrido el miércoles 25, estábamos allí estudiantes de la Javeriana y de la Distrital y de nuevo el ESMAD acudió a reprimir y violentar.

Hace no mucho fue “la semana por la paz” y se realizaron en la universidad varios eventos, se proclamó a la Javeriana como “territorio de paz”. Hoy, viernes 26 de septiembre, el rector publicó una circular donde, apelando a esto mismo, nos da la espalda a los estudiantes, casi que nos pone como responsables de los hechos de violencia que se presentaron y se limpia las manos frente a lo que les pueda pasar a los estudiantes que sigan manifestándose y ejerciendo su derecho a la protesta. Y entonces, muchos nos preguntamos, ¿a qué se referirá la Javeriana cuando habla de paz? ¿qué implica que se proclame como “territorio de paz”? al parecer, por lo que hacen en la práctica, lo entienden como el ser “imparciales” (postura que solamente puede ser discursiva porque en los hechos beneficia a quienes nos mandan a oprimir y violentar), parece que ser “territorio de paz” es crear una burbuja donde la comunidad no tenga que relacionarse ni sentirse interpelada por lo que pasa en el resto de la sociedad.

La paz no puede ni debe ser eso, la paz debe construirse desde las luchas sociales por la dignidad, en los lazos de fraternidad y solidaridad que venimos fortaleciendo con otras universidades, específicamente ahora con la Universidad Distrital. Tenemos que romper la burbuja a la que nos quieren someter y eso implica entender que los procesos educativos de los que hacemos parte también se construyen en las calles y junto a los otros.

Hay que debatir y pensarnos de forma muy rigurosa realmente si la universidad protege a sus estudiantes y defiende la vida, porque no demoraron en salir a cerrar los edificios y cercar la universidad en un evidente afán de proteger lo único que parece sagrado dentro del capitalismo: la propiedad privada. ¿Y nosotros qué? Los estudiantes sin los cuales no habría universidad, los que aprendemos ahí y también construimos conocimiento, pero a los que rara vez se nos escucha.

He escuchado de algunos compañeros que estas dos semanas han sido “de mala suerte”, pero no es así, no podemos seguir viendo la realidad de forma parcializada, así como la educación tradicional nos lo ha enseñado. Tanto el lamentable suicidio de nuestro compañero como los actos de violencia y el abandono de los directivos hacia su comunidad académica son manifestaciones de un sistema económico y político que se reproduce en las universidades, y más en las privadas, donde es imposible que tomen postura y que hablen con nombre propio acerca de los problemas, lo único que les importa es el dinero y el prestigio. Por supuesto, hay quienes dentro de estos espacios resisten (resistimos) y tratamos de generar rupturas: están los profesores que no solo enuncian el “pensamiento crítico” sino que lo practican y promueven en sus clases, hay profesores a los que los estudiantes sí les importamos y que insisten en establecer relaciones humanas y no en vernos como cifras, como un número más. También, están los estudiantes que se cuidan unos a otros, que se aprecian, que quieren transformar el mundo y que no solo lo hablan, sino que lo hacen a través de sus acciones.

Un ejemplo de esas valiosas rupturas fue el comunicado que sacó la facultad de ciencias sociales, un comunicado que a muchos nos hizo sentir orgullosos porque siendo claro y conciso exponía la verdadera problemática: la respuesta desmedida de fuerza del ESMAD y se solidarizaba con la Universidad de Cundinamarca y la Universidad Distrital, pero al que parece arremeter el rector cuando en su circular dice “les recuerdo que cualquier comunicación oficial de la universidad javeriana compete exclusivamente a la rectoría”.

Además, a las directivas no les basta con no apoyar a los estudiantes, sino que dan a entender que analizarán los videos que se tomaron durante los disturbios para identificar a las personas que participaban allí en las “acciones violentas”, lo que preocupa de sobremanera ya que podría tornarse eso en una persecución e individualización de los estudiantes para expulsarlos y con ello causar miedo entre la comunidad.

El hecho de que estudiantes se solidaricen y salgan a la calle por una causa es algo histórico en la Javeriana, algo que alegra enormemente y que esperamos que no se quede en lo coyuntural. Es necesario que los estudiantes se organicen y se proyecten para seguir dentro de las luchas por una educación digna y por una sociedad diferente, donde no gobierne la indiferencia sino la valentía de apostarle a una paz verdadera, esa que no significa el silencio sino los gritos rebeldes de los sectores sociales.

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