Trochando Sin Fronteras Edición 26 Marzo – Abril
Por: Sandra Riveros
Las mujeres que integran procesos organizativos que confluyen en el Congreso de los Pueblos se declaran revolucionarias y abanderadas de la lucha por la libertad. Porque la libertad se dé desde sus cuerpos, su sentir, su pensar y por la construcción de un territorio que transformen las realidades de vida, que les permita acentuar su voz en contra de la violencia ejercida sobre ellas por siglos.
El primer encuentro nacional de mujeres del Congreso de los Pueblos se celebró en Cali, del 4 al 6 de marzo pasado. Fue un espacio de debate sobre la construcción de política para la mujer colombiana donde se juntaron las campesinas, indígenas, estudiantes, negras, urbanas, para recrear y compartir las diferentes problemáticas que afrontan a diario.
También se trazaron estrategias para cambiar este sistema de opresión hacia la mujer, cual es el capitalismo, y que va de la mano del patriarcado. En él se hacen evidentes todos los tipos de violencia (física, psicológica, económica) que la mujer tiene que afrontar por las condiciones a las que está sometida.
Precisamente el encuentro fue precedido por los asesinatos de Berta Cáceres, líder indígena y activista del medio ambiente en Honduras y de Maricela Tombé, quien hacía parte de la Asociación Campesina Ambiental de Playa Rica (ASCAP) y del Coordinador Nacional Agrario -CNA- en El Tambo (Cauca).
Lo anterior demuestra que, a pesar de que el estado y la burguesía nacional y extranjera hablan de paz, arrecian la violencia contra el pueblo, especialmente contra quienes proponen un mundo distinto.
Entre las discusiones que se abordaron en el encuentro, uno de los más importantes fue el relacionado con la tierra y el territorio. Su importancia radica en la relación directa que tienen los seres humanos con ella, constituyendo un espacio donde nace y se enraíza la. Por eso se determinó como prioridad defender el territorio de la invasión y saqueo por parte de las multinacionales que mercantilizan la vida y la naturaleza.
En tal sentido se vio la necesidad de trazar una nueva reforma agraria integral para el campo y la ciudad, que brinde condiciones de vida digna para las mujeres y donde puedan acceder a la tenencia de la tierra como protectoras y cuidadoras de ésta.
También se planteó como objetivo la transformación del modelo económico imperante que empobrece a las mujeres y que cada día profundiza más la exclusión y desigualdad a la que son sometidas. Es este modelo el que hace que las mujeres realicen un arduo trabajo que no es remunerado, como lo es el cuidado de la familia y del hogar. Lo anterior, sin dejar de lado la militarización de la vida y del territorio, por lo que también se proyectó la construcción de las guardias autónomas y de la justicia colectiva que garanticen mecanismos de protección propios.
Las mujeres caminan hacia la construcción de una educación para la liberación y luchan por una salud de calidad, vivienda digna y la paz. Ésta última se debe construir con transformaciones sociales y garantías de lucha para el pueblo. Al respecto, desde el primer encuentro nacional de mujeres se hace un llamado a continuar fortaleciendo la Mesa Social por la Paz, ya que se considera un espacio necesario de negociación directa entre la sociedad y el estado.
Finalmente, las mujeres del Congreso de los Pueblos decidieron ir al gran paro nacional que tendrá lugar este año. Parar para avanzar; parar para luchar; parar para disputar la vida digna de todas las mujeres.