En los días 29 y 30 de noviembre, en el territorio campesino agroalimentario Tuta Xua – Tierra de Unidad y Lucha, las mujeres rurales en el departamento de Boyacá, constituyeron oficialmente la Asociación de Mujeres Semillas Trabajadoras de Boyacá. La constitución de la asociación surgió durante una jornada de formación política y organizativa. En ese espacio las mujeres reflexionaron sobre su rol en la lucha de clases, la defensa del territorio, la soberanía alimentaria y la dignidad de la vida campesina.
Mujeres de distintas edades, testimonios de vida campesina, labores del día a día que tienen la tierra como base de su existencia, construyen juntas la convicción compartida de que organizadas pueden transformar su realidad.
Durante la asamblea constitutiva, las participantes definieron de manera colectiva:
Su identidad como mujeres campesinas organizadas. Quisieron reconocerse no solamente como trabajadoras del campo, sino como agentes políticas, sociales y comunitarias con voz propia.
Sus objetivos inmediatos y de largo plazo. Entre ellos, defender los derechos de las mujeres y sus familias, promover la equidad de género, garantizar condiciones dignas de vida, y trabajar por la soberanía alimentaria y el respeto al territorio.
La necesidad de articular con otros sectores populares. La asociación no solo se plantea como un espacio de mujeres, sino como parte de un bloque amplio de luchas sociales: campesinado, trabajadoras, comunidades populares.
Territorio, memoria y dignidad campesina
No es casualidad que la asamblea se desarrolle en Tuta Xua, territorio reconocido como el primer Territorio Campesino Agroalimentario de Boyacá, una experiencia organizativa que surge para defender la vida, la tierra y la autonomía de las comunidades campesinas. Más que un lugar, Tuta Xua es una apuesta política: un espacio donde las familias construyen soberanía alimentaria mediante la producción colectiva, la recuperación de semillas nativas y la organización comunitaria.
Este territorio nace como respuesta a las condiciones históricas de exclusión que han enfrentado las comunidades rurales y representa una alternativa frente al modelo capitalista que desplaza, empobrece y precariza al campesinado. En Tuta Xua, las decisiones se toman de manera participativa, el trabajo se articula desde lo comunitario y la defensa del territorio se asume como un ejercicio cotidiano de dignidad y resistencia.
Su nombre, “Tierra de Unidad y Lucha”, sintetiza el horizonte político que lo sostiene: un territorio donde la unidad del campesinado se convierte en herramienta para proteger la tierra, garantizar el alimento y sostener procesos de organización que fortalecen la vida rural en Boyacá.
El territorio de Tuta Xua —“Tierra de Unidad y Lucha”— donde se llevo la asamblea es más que un espacio geográfico: es un símbolo de memoria, de resistencia, de vínculo con la tierra, con la semilla, con el trabajo ancestral. Para ellas, organizarse desde la tierra significa reivindicar su historia, su labor cotidiana, sus derechos al alimento, al trabajo justo, al reconocimiento social.
La creación de la asociación se presenta como un primer paso — una semilla que debe germinar — hacia una transformación más amplia: recuperar la dignidad del campo, fortalecer las comunidades rurales, construir redes de solidaridad, y avanzar hacia una sociedad más justa, equitativa y libre de opresión de género y de toda forma de opresión.
Las mujeres que integran la Asociación de Mujeres Semillas Trabajadoras de Boyacá expresan que su lucha es colectiva, intergeneracional y comunitaria. Esta organización no aspira solamente a cambios individuales, sino a generar impacto comunitario y estructural en Boyacá y en el país.
Según ONU Mujeres – LAC, la desigualdad que enfrentan las mujeres rurales es profunda y persistente: el 64 % de las mujeres que trabajan en la agricultura perciben bajos ingresos, una cifra que evidencia la precariedad económica que marca el trabajo agrícola femenino. Esta realidad no solo refleja la brecha salarial y la sobrecarga laboral, sino también la histórica exclusión de las mujeres del acceso a tierra, ingresos y oportunidades. En este contexto, la creación de la Asociación de Mujeres Semillas Trabajadoras se convierte en una respuesta colectiva y necesaria frente a un sistema que ha intentado relegar a las campesinas a la invisibilidad.
Este momento de constitución es un acto cargado de emoción, solidaridad y esperanza. Las mujeres invitan a más mujeres campesinas, jóvenes, adultas, a conocer el proyecto, a organizarse, a formarse, a sumarse a la defensa de sus derechos y los derechos de sus comunidades.





