Trochando Sin Fronteras, Edición 28 Julio – Agosto de 2016
Ya han pasado más de 50 días desde el inicio de una épica jornada de protesta de los transportadores de carga, o camioneros, como popularmente les llamamos. Esta se adelanta el pasado 6 de Junio, cuando ya estaba en marcha la Minga Agraria, Campesina Étnica y Popular.
Mientras los transportadores están en las carreteras, exigiendo unas condiciones mínimas para trabajar dignamente, el gobierno anuncia el acuerdo del cese al fuego bilateral con las FARC. “Es el último día de la guerra”, dicen. Pero lo cierto es que la guerra contra el pueblo desarmado sí continúa.
Tratamiento de guerra a la protesta social
Ante la protesta camionera, el Estado colombiano continúa con su actitud de no llegar a acuerdos con el sector, y como única respuesta se da un tratamiento de guerra a este movimiento social. Ya son varios las personas lesionadas, detenidas, los vehículos inmovilizados, las amenazas de extinción del dominio de los automotores, la cancelación de licencias a las empresas y la suspensión de licencias de conducción. A eso se le suma la militarización de las vías, como recurso para amedrentar a los manifestantes.
La interlocución propuesta por el gobierno se ha limitado a acciones de desgaste, que no se dirigen a dar respuestas concretas a las exigencias.
Esa es la situación que ocasiona que el paro continúe, y que se sigan vinculando conductores, dueños de camiones y empresas. Ellos han expresado que mantendrán el cese y los bloqueos hasta tanto no se dé una salida concreta al pliego nacional presentado por el gremio.
Los noticieros de televisión, radio y prensa, como siempre, juegan su rol en favor del régimen y de los grandes capitales: no hacen otra cosa que difundir propaganda negra contra la protesta legítima. Publicaron durante varios días y en diversas ediciones que los manifestantes ocasionaron el accidente del gobernador de Boyacá, pero poco o nada dijeron del brutal asesinato del joven Luis Orlando Saiz por parte del ESMAD. Quedó en el ambiente que el joven trabajador había muerto en “extrañas circunstancias”, pero esos medios nunca dijeron lo que afirmó el director de Medicina Legal, dr. Carlos Valdés: que la muerte se produjo “por trauma craneoencefálico severo producido por impacto de proyectil de alta velocidad lacrimógeno, es decir, por el impacto de una granada lacrimógena en la cabeza”.
Un día antes, en Chiriguaná (Cesar), un manifestante también fue asesinado por la Policía. Le dieron 3 tiros por la espalda. Allí los habitantes protestaban por el mal servicio de energía eléctrica, la crisis del Hospital San Andrés y el funcionamiento del peaje en Rincón Hondo. La víctima era NAIMEN LARA de 31 años de edad, quien era profesor de educación física y deportes en un plantel educativo de ese municipio. Días después, el 17 de julio, una sobrina y testigo del asesinato de NAIMEN fue víctima de agresión física por parte de un hombre encapuchado, quien le dijo que si declaraba sobre la muerte de su tío, ella y su familia también morirían.
Curioso que estos aberrantes hechos sucedan mientras el gobierno expide un comunicado reconociendo el derecho a la protesta y le dice a la insurgencia que Colombia ofrece las garantías para que el pueblo se exprese sin ser objeto de violencia.
La Unidad en la lucha
Por eso las luchas deben superar su carácter sectorial y continuar el camino de la unidad. Porque por separado, es más fácil para el régimen atacar al pueblo y dominarlo.
En ese sentido, y como siempre se ha hecho, el Movimiento Político de Masas pidió a los productores, comerciantes y al pueblo en general, acompañar la jornada, en el entendido de que la lucha es de todos; como medida para que el paro no afecte a los pobladores y campesinos, se permitió la salida al transporte de productos perecederos durante los días domingo 17, lunes 18 y martes 19 de julio, en los departamentos del Centro Oriente Colombiano.
Qué exigen los camioneros?
Las exigencias contenidas en el pliego son absolutamente justas, y se relacionan con incumplimientos de los acuerdos logrados luego de jornadas anteriores. Pero además son aspectos que no sólo tienen que ver con los camioneros, sino con todo el pueblo colombiano:
* Rechazo a la entrega del transporte a monopolios extranjeros
* Precio de los fletes como producto de concertación con los transportadores y de acuerdo a las condiciones reales del servicio
* Reducir al 50% el exagerado precio de los combustibles, que significaría una rebaja al costo de la vida en general (precios de mercancías, transporte público, canasta familiar, etc).
* Bajar el precio de los peajes en las carreteras del país, que es de los más elevados de América Latina.
* La reparación inmediata de las vías. En el caso de nuestra región, principalmente la Ruta de los Libertadores (Arauca-Tame-Bogotá) y la vía (trocha) de La Soberanía (Saravena – Cubará – Santanderes).
La Corte Constitucional aprobó hace unos días el plebiscito como mecanismo para refrendar los acuerdos de paz. Ante ese hecho, se dijo que el pueblo colombiano ahora sí tenía esperanza de paz. Opinarán lo mismo los camioneros detenidos, los que han sido objeto de expropiación de sus vehículos, los sancionados o la familia de los asesinados en Duitama y en Chiriguaná?
Por los derechos fundamentales a la vida, la soberanía, el trabajo y la productividad: Cruzada Nacional por la Dignidad Camionera