domingo, octubre 1, 2023

Comunidades instalaron Refugio Humanitario en Ciudad Bolívar

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Refugio Humanitario

Trochando Sin Fronteras – Septiembre 21 de 2020

Comunidades en la localidad de Ciudad Bolívar  instalaron el Refugio humanitario por la vida, la vivienda y el territorio. Ante el déficit de vivienda, la violencia paramilitar, la crisis económica y la pandemia, las comunidades decidieron realizar este ejercicio de concentración y protesta para evidenciar las problemáticas y necesidades que los aquejan.

En medio de estas problemáticas, necesidades y el abandono del estatal, algunas comunidades de ciudad Bolívar han decidido generar un refugio humanitario por la vida, la vivienda y el territorio. El refugio está ubicado entre los barrios Villa Gloria, La Esperanza y Marandu. El territorio que en el pasado fue utilizado para la extracción de Arena, hoy es un espacio que busca mitigar las problemáticas sociales y económicas por las que atraviesan cientos de familias en la localidad.

Luego de un día de establecimiento del Refugio Humanitario y tras interlocutar con entes locales y distritales, las comunidades denunciaron amenazas de desalojo.

El déficit de vivienda se agudiza

La crisis económica agudizada en los últimos años y la contingencia de salud generada por la propagación del virus Covid-19, evidencio el déficit de vivienda. más de 17 millones de personas viven en arriendo, un 35 % de la población y 18 millones de personas carecen de una vivienda digna. En medio de estas alarmantes cifras, la violencia paramilitar genera una nueva ola de desplazamiento desde el campo hacia las ciudades. Hecho que agudiza la falta de vivienda, dejando familias enteras en condición de vulnerabilidad.

Sumado al déficit de vivienda, se encuentran otras problemáticas que agudizan la crisis, La perdida de ingreso en los hogares, que se calcula en 12 billones de pesos; el aumento de desempleo, alcanzando cifras históricas que superan el 20% de la población económicamente activa; el cierre de cerca de un 20 % de las micro, pequeñas y medianas empresas, que se traduce en cerca de 500.000 unidades productivas. Todas estas condiciones llevan a las familias no percibir el dinero para pagar un arriendo o acceder a la oferta de créditos de vivienda. Esto los obliga a vivir en la calle o intentar invadir pequeños terrenos o desarrollar acciones colectivas solidarias de albergues donde se alojan temporalmente las familias que no cuentan con ninguna posibilidad de alojamiento.

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Aunque a nivel nacional se decretó la prohibición de desalojos, en lo práctica ocurren. Ejecutados  por propietarios y la Policía Nacional con  procedimientos  que violan los Derechos Humanos y las normas establecidas en medio de la pandemia. Propietarios que en algunos casos sustentan con estas rentas a sus familias y se ven obligados a expulsar a la calle a las familias que no pueden pagar el arriendo.

Ciudad Bolívar en contexto

La Localidad de Ciudad Bolívar, al sur de la capital de Colombia, ha sido históricamente marginada, criminalizada y explotada. En ella está ubicado el relleno sanitario de doña Juana. En el se depositan 1800 toneladas de desechos de basura por día. También es el epicentro de la minería en Bogotá, el parque minero industrial y numerosas canteras que desarrollan extracción de arena y otros materiales. Aunque provee recursos suficientes para la construcción de viviendas, paradójicamente la mayor parte de su población carece de vivienda digna.

En lo laboral y social la población vive de la informalidad, superado un alarmante 56%. Además concentra segundo mayor porcentaje de personas en condición de pobreza, entre las localidades de Bogotá.

Desplazamiento

Bogotá es una de las principales ciudades receptoras de población desplazada, las localidades de Ciudad Bolívar, Usme y Suba son las receptoras de esta población. Sin embargo, la institucionalidad del distrito es incapaz de ofrecer soluciones concretas; o diseñar planes que permitan la formalización de asentamientos o la construcción de viviendas.

El Caso de las comunidades Embera Chami y Katio ilustra la desidia con la que la institucionalidad trata a comunidades indígenas y campesinas que huyen de la violencia y llegan a engrosar los cordones de miseria de las ciudades. Las   500 familias del pueblo Embera a hoy se alojan en el parque Tercer Milenio, sin ninguna condición mínima para su estadía e ignorados por las instituciones distritales, Mientras resisten en condiciones deplorables en medio de una pandemia.

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