Estas acciones conjuntas cobraron la vida de Josué Castellanos, líder social y productivo, quien fue asesinado por paramilitares que se hacen llamar “Disidencias de las Farc”. El asesinato fue realizado luego de la estigmatización de Caracol Radio 6 AM en voz de Diana Saray, quien usó como fuente a la Voz del Cinaruco, emisora de esa misma casa radial.
Los opinadores y políticos han vendido su alma al diablo y, por el diablo, no hablamos de aquel ser bíblico que traerá el apocalipsis a la tierra. Hablamos de los intereses para continuar con la explotación minero-energética, la militarización del territorio y la destrucción del tejido social. Estos actores, que gozan de “reconocimiento” desde sus medios y tribunas, reproducen el falso postulado de que el petróleo dinamiza la economía araucana, mentiras que atacan la movilización como mecanismo de exigencias.
Arauca: petróleo y maquinarias
Aunque en Arauca el sector de hidrocarburos y minas está en caída desde 2008, aun las ganancias de la extracción sirven para aceitar las maquinarias (militares, judiciales, mediáticas y electorales) al servicio de la acumulación de capital. Es así, que se posiciona en la opinión pública una agenda informativa y política de sus intereses; se financian de estructuras estatales (Batallones minero-energéticos —unidades militares exclusivas para la protección de la infraestructura petrolera— y Equipos de Apoyo —EDA- de la Fiscalía), encargados de reprimir y judicializar a cualquiera que afecte sus intereses.
De la extracción petrolera a las comunidades les ha quedado poco, solo lo que a través de la movilización han logrado arrebatar. En el departamento las rentas derivadas de la explotación petrolera no se ven, las “regalías” quedaron en manos de los corruptos, quienes a manos llenas se las han robado, la inversión social fue evadida y ahora todo se hace en obras por impuestos. A esto se suma la incertidumbre sobre la tasa de explotación. ¿Quién cuantifica el volumen de petróleo que sale de Arauca?
Esta pregunta se relaciona con la mezquindad de las empresas petroleras, quienes a través de la quema o venta de otros derivados de la explotación podrían suplir parte de la canasta energética (gas y electricidad) del departamento y aliviar las crisis energéticas ante la falta de líneas de alternas de fluido eléctrico.
Arauca, movilización y estigmatización
No es secreto que las últimas movilizaciones en el departamento afectaron los intereses financiadores de las empresas mediáticas y políticas de la región. En el ejercicio de protesta, las empresas extractivas perdieron. Las comunidades les arrebataron parte de la plusvalía generada por las empresas. Los acuerdos lograron incrementar los salarios de los trabajadores y mejorar el pago de la servidumbre.
Las comunidades también exigieron al gobierno la revisión de los permisos otorgados para la explotación petrolera en Ware Fereto —Laguna de Lipa— en Caño Limón, la cual ha dejado un etnocidio y ecocidio que afecta a comunidades indígenas y a los ecosistemas estratégicos de la sabana y llanura. Sobre este tema, en particular, se proyectaron mesas técnicas entre el gobierno y las comunidades con el apoyo académico y jurídico para revisar las condiciones en las que se dieron los permisos.
En la movilización, no todo fue ganancia, las empresas extractivas aún usan mecanismos para evadir el pago de la inversión social, haciendo “Obras por impuestos”, eufemismo que permite que de los impuestos se realicen obras a nombre de las compañías. Lo cierto, es que con los dineros de los colombianos se entregaron cinco (5) bancos de maquinaria para los municipios de Tame, Fortul, Saravena, Arauquita y Arauca que ayudaran en las olas invernales.
Estas ganancias, sumadas a la ejecución de las ollas comunitarias a través de alianzas público-populares – populares, han exacerbado a opinadores y políticos, los cuales ataques persistentemente a las comunidades organizadas con mensajes estigmatizantes. ¿Cuáles son las razones para hacerlo? Lo cierto es que a opinadores y políticos se les ha visto indignados en las tribunas mediáticas; ligando los ejercicios de gestión popular con corrupción, evidenciando que al mezclar malintencionadamente los temas lo único que buscan es la estigmatización y su beneficio personal.
Los intereses, políticos y económicos se evidencian al desconocer y atacar a las construcciones comunitarias, esfuerzos de todos los araucanos que han trabajado por traer desarrollo ayudando a resolver los problemas y necesidades del departamento; claro ejemplo de ello es la gestión comunitaria del agua, servicios públicos y otras múltiples soluciones emanadas del trabajo comunitario.
En su mezquindad pretenden ahora administrar los proyectos que la gestión popular ha traído; por eso despotrican de las plantas de lácteos en Arauquita y la procesadora de plátano en Tame. Para ellos, el problema es que estas iniciativas no están bajo su control y dominio. Es un secreto a voces que quieren el poder para continuar robando, por eso están usando todos sus instrumentos para cumplir su objetivo.