martes, septiembre 26, 2023

Venezuela, los milagros de las fake news

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AFP PHOTO / AFPTV / Leo RAMIREZ

Por: Geraldina Colotti

Ayer por la noche estábamos en el histórico barrio 23 de Enero, que acoge diversas comunas y espacios autogestionados y la radio comunitaria “Al Son del 23”. Con nosotros en transmisión, a más de Gustavo -el conductor- a dos muchachas vascas muy jóvenes, una periodista española, técnicos muy eficientes apenas adolescentes, estaba el intelectual mexicano Fernando Buen Abad, uno de los acompañantes del proceso electoral para la Asamblea Constituyente: que ha certificado al chavismo más de 8 millones de votos y el porcentaje más alto nunca alcanzado en base al número actual de habitantes. Sobre los numeros, hemos hablado ayer en la entrevista a la redacción del Antidiplomático.

Buen Abad, autor del volúmen Filosofía del Humor y de la Risa, ha propuesto de acompañar la trayectoria de la Asamblea Constituyente con un programa de sátira basado sobre los disparates de la oposición y del circo mediático que les sostiene. Nos ha parecido una óptima idea.

Si existe todavía la sátira en un país como Italia, un tiempo patria de los genios en este campo, la transmisión prodría llamarse “falsos amigos”: en el sentido de aquellas palabras que parecen indicar una cosa, pero su significado es a menudo opuesto. En el sentido de aquellas “personas” cuya máscara crítica-critica esconde su rol de bomberos, dispensadores de albódigas tranquilizantes en el eterno baile del ni-ni. Un esquemita bien consolidado, sobretodo en una cierta izquierda, acostumbrada a resvalar eternamente desde la propia impotencia. La bandera del ni-ni es ahora Marea Socialista y sus colitas adyacentes. Ex personajes de gobierno -uno de los cuales denunciado por corrupción- que se consideran absueltos de los errores imputados al gobierno. Una formación tan crítica cuanto estéril, que

vocifera contra la Asamblea Constituyente pero no desdeña a aliarse con las derechas golpistas. Quien no está ni de una parte ni de otra parte de la barricada -ha escrito alguien- termina por ser la barricada.

La bandera de la crítica-critica resulta ser ahora la del “arco minero”. Flor de reportero en su sillón, académicos que no han conocido nunca en su vida un indígena ni tampoco condiciones de necesidad, pontifican sobre esta zona riquísima de recursos, que Maduro habría entregado a las multinacionales. Incluso instituyendo “zonas económicas especiales” sobre el modelo de Honduras.

El pronunciamiento de las poblaciones indígenas, que apenas han electo a sus 8 representantes a la Asamblea Nacional Constituyente según los propios procedimientos seculares, obviamente, no existe. Cuenta el dictámen de los europeos “model ong” en cuya mirada caritativa debe reflejarse el indígena “que gusta”. Son ellos los jueces absolutos.

Las poblaciones indígenas, sus asambleas, el control que ejercen sobre su territorio gracias al poder actuado en el “proceso” bolivariano, no cuenta. En septiembre, a la culminación de un proceso asamblear que les ha llevado a todos a Miraflores, las 35 poblaciones indígenas han entregado a Maduro sus símbolos, para testimoniar la confianza en las propuestas recibidas.

Desde hace tantos años, sus territorios son víctimas de la explotación ilegal, de los paramilitares, que destruyen con la complicidad de quien quisiera controlar y también de algunos caciques. La contaminación es altísima y daña antes de todo a quien está más cerca a los recursos naturales.

Son los indígenas los primeros a pedir que sea regulada aquella situación: no con la varita mágica de los hechiceros de teclado, sino examinando concretamente costos y beneficios. Y toca a ellos hacerlo. Las zonas económicas especiales, instituídas en modo público y transparente, son efectivamente una invitación a las empresas a invertir en Venezuela sobre la base de algunas exenciones fiscales.  Pero ésto no implica dérogas respecto a las leyes del trabajo y a aquellas ambientales. Los obreros, aquí, cuentan verdaderamente. Y se hacen escuchar.

A más del petróleo y metales preciosos, Venezuela posee un extraordinario patrimonio ambiental. Es el segundo país luego del Brasil por reservas de agua. La defensa del ambiente, en el ámbito de un nuevo modelo de desarrollo que implica la lucha contra el capitalismo, es un punto central en el “programa estratégico” del gobierno bolivariano. Justamente gracias al protagonismo de los pueblos indígenas en el nuevo curso de gobiernos de América latina,cada año los nativos elaboran sus propuestas en numerosos foros, que luego los gobernantes -para Venezuela antes Chavez y luego Maduro- llevan a los vértices mundiales, llenándolos en parte de contenidos.

Hemos escuchado a diversos candidatos obreros y ambientalistas, de quien daremos cuenta en estos días: que formulan críticas también radicales al gobierno, pero con conocimiento de causa. La Asamblea Nacional Constituyente es el lugar para hacerlo. El objetivo declarado es el de “liberarse del Estado burgués y construír el estado socialista. Estamos re-escribiendo la historia. No regresaremos nunca a ser una colonia”, ha dicho el líder obrero Francisco Torrealba, rechazando las “sanciones imperialistas” impuestas por Trump a Maduro. La construcción de un “nuevo modelo productivo” es uno de los principales objetivos de la ANC.

Contra las “sanciones imperialistas que quieren someter al país” se han alineado todas las instituciones de la   Bolivariana, a partir del TSJ y de las Fuerzas Armadas. Mañana 3 de agosto se instala la ANC en el Parlamento. La derechas han anunciado una nueva manifestación. Ayer algunos embajadores de los países neoliberales que no reconocen la ANC se han ido a apoyar a los diputados de oposición, entre abucheos de la multitud.

Mientras tanto, medios y oposición continúan a producir material satírico. Basta ver los títulos, invirtiéndo el sentido dramático: las papeletas electorales que no fueron quemadas pero “prenden fuego” como las bombas que explotan al pasar de la policía. La oposición que dispara números en desprecio a la lógica y que destruye las pruebas de

voto enseguida de haber concluído el “plebiscito” ilegítimo del 16 de julio, que es tomada como ejemplo de imparcialidad. El CNE que ha dirigido 20 elecciones antes de ésta, certificadas por centenares de observadores internacionales, que, en cambio, es desacreditado: tanto quien va a ver las reglas?.

Basta dispararlas gruesas. Cualquiera, quien, pueda pedir el control el voto. Y en diciembre habrán las elecciones para los gobernadores. Qué hará la oposición? Si no va, deja el campo libre, pero si va avala la autoridad del CNE. Y entonces por qué ahora la desconoce? Pero en la construcción de la “post-verdad”, todo hace caldo. Antes de partir

para Miami, Lilian Tintori, esposa de Leopoldo Lopez, ha declarado de estar embarazada: de 16 semanas. Pero en que modo se ha pasado los meses a gritar que su marido era torturado y reprimido, y mantenido en aislamiento por el “régimen”?. Muy pronto, la canonización de las fake-woman por excelencia….

Traducción Gabriela Pereira

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