miércoles, diciembre 6, 2023

Mujeres y pandemia, análisis parcial de la economía del cuidado

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Trochando Sin Fronteras – Septiembre 12 de 2020

Los trapos rojos colgados en las fachadas de las casas se han convertido en una insignia nacional de la desigualdad y la injusticia social.  Trapos rojos muestran la crisis económica propia del capitalismo, y con ello la precarización de la vida. La pandemia nos ha mostrado la crudeza de la desigualdad, el fracaso del modelo económico y la incapacidad administrativa del gobierno.

En Colombia, se ven los resultados de promover históricamente políticas guerreristas; estos recursos para la guerra deberían dirigirse a cubrir necesidades como salud, educación, empleo, pensión y vivienda. En medio de la pandemia los lugares con mayor porcentaje de esas necesidades insatisfechas, son foco donde se concentran el contagio del coronavirus. El Gobierno Nacional ha obligado a las personas a permanecer en casa sin evaluar las condiciones para hacerlo. En un país con un 65% de trabajo informal, esta medida se traduce en una condena al hambre y abandono

Cuarentena y trabajo no remunerado

Durante la cuarentena, la afectación económica ha sido notable. Obligar a las familias a permanecer en casa aumentó el desempleo y con ellos más colombianos en rebusque diario. Esto no solo lleva a la angustia por la situación económica de las familias más afectadas, sino que aumenta el trabajo no remunerado. Trabajo generalmente realizado por las mujeres, además de un incremento la violencia contra ellas en los hogares. Con apenas un mes de comenzada la cuarentena, las llamadas de denuncia por maltrato doméstico subieron 103% respecto al año pasado. De las 3.027 denuncias recibidas por la Fiscalía a través de correo, 881 corresponden a delitos sexuales y 2.134 a violencia intrafamiliar.

En un país de 49 millones de personas, las mujeres somos más de 23 millones y viven el desempleo y la vinculación laboral de manera particular. La tasa de desempleo de las mujeres era del 16,4%, mientras que para los hombres era del 9,8% antes de la pandemia; esto sumado a que el 40,7%  de los hogares son liderados por madres cabeza de familia.

Estas cifras nos permiten entender que, aunque las mujeres son mas de la mitad de la población, el desempleo es mayor para ellas, además responder por el ingreso económico de cuatro de cada diez hogares en el país. Sin embargo, el aporte de las mujeres en la economía no se puede medir solo en la cantidad de dinero que reciben o gastan; ya que las labores del cuidado no remuneradas son una contribución elemental en todo el flujo económico.

Trabajo no remunerado y capitalismo, explotación laboral remunerada y no remunerada de las mujeres

Estas labores del cuidado son la forma de reproducción de la fuerza de trabajo. El capitalismo lo usa para aumentar la tasa de ganancia a través de tres procesos interconectados; primero, con actividades que regeneran al (a) trabajador (a) (cama, comida, atención); segundo, con actividades que sostienen al no trabajador (a) (niñas, niños y ancianas (os)); tercero, con actividades de parto y gestación de nuevos (as) trabajadores. Estas actividades desempeñadas casi exclusivamente por las mujeres representan un valor económico que no está siendo remunerado; pero que permite aumentar la tasa de ganancia del capital y agudiza la desigualdad social.

Básicamente las mujeres reproducen y cuidan a quienes son, fueron o serán trabajadores; el esfuerzo y tiempo que implican estas labores nunca ha sido reconocido con un salario. Incluso se ha llevado a naturalizar bajo la premisa del amor, es normal escuchar que las mujeres cuando aman se sacrifican. Sin embargo, lo que esconden estas afirmaciones son conductas de explotación, bajo las cuales los grandes beneficiarios, no son los hombres de las clases populares, sino aquellos que los explotan.

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Estas actividades de cuidado no remuneradas han aumentado significativamente durante el confinamiento.  Las familias pasan más tiempo en sus hogares, sumado a esto, la educación y el trabajo en casa se desarrollan simultáneamente. Por tanto las mujeres llegan a triplicar su jornada laboral; cocinan, limpian y apoyan emocionalmente a los miembros del hogar, también trabajan desde casa y apoyan las jornadas escolares de sus hijas (os).

Es inaceptable  justificar la explotación y la opresión de las mujeres, desconocer su aporte en el ciclo productivo, además de ser injusta la distribución de las labores no remuneradas. Estos elementos deben analizarse y discutirse para ubicarlos como elementos de lucha de las mujeres  en todos los sectores sociales, con el fin de abolir las relaciones  económicas que cargan a la mujer con dobles o triples jornadas laborales.

Referencias

Gobierno de Colombia, (2020), En enero de 2020, El desempleo urbano en Colombia cayó.

Gobierno de Colombia, (2020), La violencia intrafamiliar es otra pandemia.

DANE (2020), Mercado laboral según sexo.

Tithi Bhattachayra, (2018), Qué es la teoría de la reproducción social.

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