domingo, diciembre 3, 2023

La huella de Daniel Abril

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Trochando sin Fronteras Edición 30  Diciembre – Enero de 2017

Carlos Roa – ASONALCA

Siete de la mañana del día 21 de noviembre de 2016. Reviso los periódicos por internet. Otros tres defensores de derechos humanos han sido asesinados en el país. Un escalofrío pasa por mi cuello. Los perfiles de los líderes asesinados corresponden a presidentes de juntas de acción comunal, integrantes de organizaciones campesinas y de la Cumbre Agraria, Campesina, Étnica y Popular. No puedo evitar pensar en Daniel Abril Fuentes.

Aunque no llevaba mucho de conocer a Daniel, su semblante alegre y amable era difícil de olvidar. Lo conocí en un foro sobre derechos humanos en el Meta en 2011, en el que participó como representante de Casanare para exponer su caso de persecución por parte de la fuerza pública. Daniel era alto, generalmente vestía camisa, jean, botas de cuero y su sombrero, que nunca podía faltar. Tenía siempre una sonrisa amplia y era amable hasta el punto que fácilmente generaba simpatía.

Nos volvimos a ver luego en el encuentro de la Alianza Social La voz de la Tierra, conformada por los indígenas U’wa, la Corporación Claretiana Normán Pérez Bello, la Corporación Social Para la Asesoría y Capacitación Comunitaria -COSPACC- y las organizaciones sociales de Trinidad, Chámeza y Recetor. Ese espacio pretendía reunir a las organizaciones sociales de Casanare y del Centro Oriente de Colombia en la defensa de la vida y el territorio, generando una postura crítica frente al accionar de las multinacionales petroleras. Daniel fue uno de sus promotores.

Pronto aprendí Daniel lideraba más que eventos. Participó activamente en las jornadas de Trinidad, cuando los llaneros de ese municipio y otros aledaños se enfrentaron a caballo contra el Escuadrón Móvil Antidisturbios -ESMAD-, en defensa de la movilización que adelantaba la comunidad en contra la petrolera canadiense Alange Energy Corporation, exigiendo el respeto a los ecosistemas.

Daniel era también uno de los líderes de la consulta popular en Tauramena, los paros en Nunchía y las movilizaciones del Morro, entre otras escenarios en los que el movimiento social se venía reactivando en Casanare.

Cuando empezaba a hacerme a la idea de su liderazgo a nivel departamental, tuve la oportunidad de ir al municipio donde vivió y por el que luchó siempre: Trinidad. En las calles se notaba la simpatía de los habitantes por Daniel. En esa ocasión lideró, junto a organizaciones defensoras de derechos humanos, la conmemoración por la masacre de siete hijos de una misma familia ocurrida el 19 de Abril de 1991, acción de tipo paramilitar ejecutada la fuerza pública. Se realizó un acto de memoria en la finca donde ocurrió la masacre, y luego una marcha por el casco urbano de Trinidad.

Pero la lucha de Daniel Abril tampoco acaba allí. Como líder del movimiento social, participó en las audiencias públicas en las que se denunciaron las agresiones de las empresas petroleras en la región. Allí quedó clara la complicidad de las autoridades en la degradación ambiental ocasionada por la exploración y explotación del petróleo. De nuevo se sintió en Trinidad un ambiente tenso. El senador Iván Cepeda tuvo que pedir a la policía de civil que dejara de tomar fotografías a los asistentes y organizadores del evento. Las audiencias fueron acompañadas con dos plantones frente a Corporinoquia y la exigencia de renuncia a su directora.

Por eso, levantarse y ver en los periódicos la noticia de los cientos de defensores que han sido asesinados durante estos años suena, aparte de triste, muy familiar. Familiar porque detrás de cada uno de esos líderes asesinados hay una historia de lucha y persistencia en defensa de los derechos humanos y ambientales. Porque con esos crímenes se ha intentado apagar la luz de seres que iluminaban la existencia de cientos que los rodeaban.

Pero en el caso de Daniel, su proyecto de una sociedad distinta, cargada de esperanza y vida, en la cual nuestros hijos tengan posibilidades distintas a la guerra, al desplazamiento y al despojo, seguirá construyéndose en el territorio. La memoria de Daniel sigue viva en el movimiento social, y la continuidad de las luchas sociales y defensa de los derechos humanos es el mejor homenaje que podemos darle a él y a los cientos de líderes sociales que han sido asesinados en tantos años de exterminio por parte de un Estado verdugo de su propio pueblo.

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