
Trochando Sin Fronteras 29 de junio de 2016
Hace dos días se produjo en Bogotá la detención arbitraria del defensor de derechos humanos Martín Ayala, director de COSPACC y defensor de derechos humanos. Además de ser privado de la libertad por más de 20 horas, Martín fue golpeado y esposado a un árbol por miembros de la Policía Nacional.
El hecho sucedió cerca a Monserrate, cerca a la avenida circunvalar, cuando Martín se dirigía a un lugar en el que varias comunidades sin vivienda han ocupado lotes para construir. Allí, Martín iba a hacer una asesoría sobre el tema ambiental por la contaminación que esas comunidades sufren allí.
Camino al lugar, acudió al llamado de un compañero que también iba a la jornada ambiental, quien había sido detenido por la policía , señalado de ser habitante de calle, y estaba siendo interrogado en ese momento.
Como haría cualquier defensor de derechos humanos, Martín se acercó a la policía y preguntó por qué tenía detenido al muchacho. Un funcionario policial del Centro de Atención Inmediata de Monserrate le pidió la cédula, ante lo cual Martín volvió a preguntarle que es lo que estaba pasando. Ante la negativa del policía a responderle, Martín intentó llamar a la Defensoría del Pueblo. Fue en ese momento cuando llegaron los demás patrulleros del CAI, acudiendo al llamado del policía, y entre todos trataron de aprehenderlo e inmovilizarlo.
Al intentar evitar la detención, Martín tropezó con una funcionaria policial y ambos cayeron al piso. En ese momento los policías empezaran a señalarlo de ser uno de los ‘tierreros’ u ocupantes de los predios antes mencionados y a exigirle las escrituras. Acto seguido, lo esposaron y comenzaron a patearlo. Afortunadamente, Martín alcanzó a entregar sus pertenencias al otro joven, quien dio aviso a otros defensores de derechos humanos que se hicieron presentes en el lugar y se encontraron con la humillante escena de ver a su compañero esposado a un árbol. Ya llevaba más de 40 minutos siendo objeto de ese trato degradante, ya que estaba de pie y sin posibilidades de descansar. Los policías lo habían esposado de tal manera que quedara abrazando el árbol sin poder moverse.
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El primer abogado que llegó al sitio es quien hizo el video e indagó a los policías acerca de la situación de Martín. El sargento encargado del CAI manifestó que lo iban a judicializar por maltrato a funcionario público, cosa que al final no ocurrió. Martín afirma que los policías se encontraban exaltados a raíz de una orden de desalojo emitida por el alcalde Peñalosa contra las familias que están ocupando los predios aledaños al lugar de los hechos.
Ante este grave hecho de agresión y tratos degradantes a defensores de derechos humanos, en el marco del proceso de paz en Colombia, Martín Ayala manifiesta que la policía sigue desconociendo la obligatoriedad del respeto y la garantía de los derechos humanos, con base en la negativa reacción del funcionario policial cuando Martín anunció que llamaría a la Defensoría del Pueblo. Lo anterior significa que las fuerzas de seguridad del Estado no se encuentran aún preparadas para la paz y que no han interiorizado la importancia del respeto a los derechos de los ciudadanos.
Por otra parte, el mismo funcionario que inicio la agresión manifestó que no tenia la obligación de responder ante civiles porque el tenia un uniforme que ‘se había ganado’, evidenciando que la valoración que este tipo de funcionarios tiene de las autoridades civiles y de la población en general es bastante precaria.
Si esto sucede antes de que se empiece a aplicar el nuevo código de policía, que puede ocurrir con esta norma que amplía las facultades de la misma?
En opinión de Martín, la supuesta voluntad de paz del Estado es una farsa, ya que en la práctica sigue creando e implementando medidas de agresión contra la población civil. Por eso afirma que el discurso oficial es de doble moral: mientras impulsa la paz para desmovilizar a la insurgencia, continúa fortaleciendo la represión.
El ejemplo de la ocupación en Monserrate deja en claro que el gobierno, en lugar de preocuparse por encontrarle un lugar para vivir a sus propios ciudadanos, se esfuerza en perseguirlos y desalojarlos. Y esto no pasa sólo en Bogotá, sino en ciudades intermedias como Yopal, en donde también existe la orden de desalojo violento por encima del diálogo y la superación de problemas como la pobreza.
En este contexto, la labor de los defensores de derechos humanos cobra mayor vigencia, ya que se está fortaleciendo el marco de impunidad existente en Colombia, y el incremento de los hechos violatorios de los derechos humanos.
Concluye Martín Ayala que la labor de defender una vida digna y construir un plan de vida para los pueblos, es cada vez mas necesaria en el nuevo contexto colombiano. Por eso agradece la solidaridad y acompañamiento de quienes reaccionaron a su arbitraria detención, COSPACC, el Comité de Solidaridad con Presos Políticos, la FUNJAB[1], REDHER[2], CCEEU, PBI, cabildo indígena de Suba, el Mercado Orgánico, el Movimiento Político de Masas Social y Popular del Centro Oriente de Colombia, la Defensoría del Pueblo, la ONU, entre otros.
[1] Fundación para la promoción de la justicia Social JAVIER ALBERTO BARRIGA VERGEL
[2] Red Europea de Hermandad y Solidaridad con Colombia