martes, septiembre 26, 2023

La memoria de sus líderes renace en el pensamiento y resistencia del pueblo araucano

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Trochando Sin Fronteras – Edición Agosto – Octubre de 2019

Por: Isneldo Gonzales – Trochando Sin Fronteras

[dropcap color=»#ddc80d» type=»square»]C[/dropcap]omo guerrilleros muertos en combate, Fue el titular que publicaron la mayoría de los medios de comunicación nacionales y locales, cuando se corrió la voz del asesinato a sangre fría de tres líderes sociales en la vereda Caño Seco, municipio de Saravena, en el departamento de Arauca, en el año 2004.

El 5 de agosto del año 2004, en el municipio de Saravena – Arauca, tropas del Grupo Mecanizado Reveiz Pizarro de la Brigada 18 del Ejercito Nacional, ejecutaron de varios impactos de bala en horas de la madrugada a los líderes sindicales Jorge Prieto Chamucero y Leonel Goyeneche y al líder campesino Héctor Alirio Martínez. Jorge y Alirio, tenían medidas cautelares por parte de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos de la OEA. Igualmente fueron detenidos los líderes sindicales Samuel Morales, presidente de la CUT seccional Arauca, para ese entonces y Raquel Castro, líder de la Asociación de Educadores de Arauca – ASEDAR.

Hecho presentado por parte de los militares ante los medios de comunicación, como un operativo en contra de miembros del ELN que tenían órdenes de captura. Afirmaron que cuando iban a ser detenidos dispararon contra la tropa. Como prueba de ello, habían decomisado dos pistolas y explosivos”[1].

15 años después de tan lamentable hecho para Colombia y para las organizaciones sociales del departamento de Arauca, la memoria de estos líderes sigue latente. Al acto político, cultural y religioso, que se desarrolló el 5 de agosto de 2019, asistieron más de 1000 personas, el baile, la copla y la música, son unos de sus tantos legados que hoy están presentes.

En este acto de conmemoración, se hizo la presentación del libro de la historia del movimiento social de Arauca y Centro Oriente de Colombia “Siempre Hemos Estado Aquí”. La docente Raquel Castro, sobreviviente y testigo presencial de la masacre de Caño Seco, y encargada de escribir esta historia, afirma, “ser testigo y sobreviviente, es continuar con el legado de nuestros compañeros Alirio, Jorge y Leonel”.

En comunicado a la opinión pública, el Movimiento Político de Masas Social y Popular inicia diciendo “el revolucionario verdadero está guiado por grandes sentimientos de amor”. Ernesto Guevara de la Serna; en uno de sus apartes dice “fue el amor eficaz así expresado y practicado por estos héroes y mártires Alirio, Jorge Y Leonel”, lo que exasperó la represión y llevó al régimen a planear y ejecutar el atroz crimen. “La estrategia criminal de agresión a estado encaminada precisamente, a intentar socavar la movilización y avanzada social que las comunidades con mucho tesón y conciencia de su papel en la lucha de clases han venido desarrollando”.

Por otra parte los familiares de los líderes sociales asesinado el 5 de agosto de 2004, agradecieron el apoyo que el pueblo del Centro Oriente de Colombia y envían un mensaje de unidad “hoy ese trasegar, sus luchas, unas vez más tenemos esas banderas para seguirlas llevando en alto, esta es una forma de demostrarle al Estado Colombiano que ni con la muerte, ni con la cárcel, podrán sosegar estas luchas, nunca podrán, acabar con nuestros principios de liderazgo, y de querer una mejor Colombia para todas y para todos”. Héctor Julio Martínez, hijo de Héctor Alirio Martínez.

“Es difícil entender, como el presidente Duque en cada una de sus giras habla de paz, de todo, menos de los asesinatos a líderes sociales, defensores de Derechos Humanos. Cabe decirles a las comunidades que, si tenemos que seguir luchando y morir de pie hagámoslo, pero no vivamos arrodillados”. Familiar de Leonel Goyeneche.

Después de quince años la sociedad araucana afirma que esta masacre cometida por el Estado colombiano, a través del Ejército Nacional –Grupo de Caballería General Gabriel Reveiz Pizarro-, continúa en la impunidad. Como lo dice el informe de la Asociación para la Promoción Social Alternativa Minga, “los agentes estatales, que acomodaron la escena y fabricaron falsa evidencia para simular que los hechos habían ocurrido en un combate. Los tres dirigentes asesinados habían sido fuertemente estigmatizados por el Ejército Nacional, el que, valiéndose de delincuentes, implementó una campaña de difamación contra estos y las organizaciones sociales a las que pertenecían, en las emisoras radiales de la fuerza pública con cobertura en el departamento de Arauca

Y continúa, “una vez se conoció a nivel nacional la muerte violenta de los líderes sociales, altos cargos del Gobierno central, entre estos, el vicepresidente de la república y el ministro de defensa de la época, señalaron a medios de comunicación que los dirigentes sociales eran guerrilleros que habían muerto en combate, versión que sostenían también los perpetradores materiales”.

En las investigaciones de este hecho concluyeron que no hubo combate, “si no que los dirigentes fueron detenidos y luego ejecutados extrajudicialmente, e inmediatamente después manipularon la escena para desviar la investigación”. La justicia ordinaria en su actuar, “condenó a cuarenta años de prisión como responsable a los homicidios al teniente Juan Pablo Ordoñez Cañón y a los soldados John Jairo Hernández Suárez y Oscar Saúl Cuta Hernández y Walter Loaiza Culma, así, como al particular Daniel Caballero Rozo, este último, un exguerrillero participó como guía y uno de los sicarios en el operativo militar”. Decisión que quedó ejecutoriada en el 24 de noviembre de 2014, al decidir la corte suprema de justicia, confirmar los fallos proferidos por el juez especializado y el tribunal superior de Arauca, que habían encontrado a los procesados responsables de esos crímenes.

Sin embargo, los suboficiales que ordenaron la operación fueron cobijados por la impunidad, al Teniente Coronel Corredor, y los Mayores Isnardo Prado Zambrano y Luís Eduardo Castillo Arbeláez, quienes se desempeñaban respetivamente para la fecha como Comandante, jefe de inteligencia y jefe de operaciones del grupo mecanizado General Revéis Pizarro, se les precluyó la investigación en la fiscalía seccional de Saravena. Concluye el informe.

El párroco de la Iglesia central de Saravena en su sermón “hoy se sigue estigmatizando el liderazgo, por la codicia y la avaricia de adinerados y corporados. Alirio, Jorge y Leonel, son mártires de la lucha social de esta parte de Colombia. Dejémosles a la nueva generación con salud no con balas, una educación no con balas, un agro seguro no con bombardeos”.

[1] Tomado de: Vidas Silenciadas

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