Una aproximación marxista.
Por: Grupo de Estudios Geopolíticos y Territoriales -GEGT-
La tendencia decreciente en la ganancia capitalista, ha sido sin duda alguna, uno de los aportes centrales en la obra de Marx, para entender la dinámica de funcionamiento del capitalismo mundial, sus crisis y sobretodo la posibilidad al interior de las mismas, para su superación.
Sin embargo, la Ley Tendencial de la Caída de la Tasa de Ganancia, aunque evidente en las mediciones empíricas macroeconómicas realizadas por el mismo Marx, y posteriormente por Kondratiev, Mandel y Shaikh, entre otros, aún no asumen la forma de crisis social generalizada, es decir, que sus ciclos decrecientes han sido hasta el momento postergados y por lo tanto evitados.
Estas formas de aplazamiento y contención funcionan a manera de contratendencias, las que se basan principalmente en mecanismos de extracción de plusvalías extraordinarias en momentos determinados de la historia. Así, los ropajes democráticos y pacíficos que adornan el liberalismo económico, tienden a desgastarse en momentos de crisis, desnudando los ejercicios de violencia real contra los trabajadores como soporte estructural del funcionamiento del capital.
El aumento mundial progresivo de la media de horas laborales, la caída generalizada de salarios en comparación con las tasas de inflación de los países, el aumento dramático del subempleo y otras formas de flexibilización laboral, todas ellas, significan diversos mecanismos político administrativos con el único objetivo de aumentar la tasa de extracción de plusvalías relativas y absolutas.
La OCDE, organización que se autocalifica como aquella que agrupa los países con mejores condiciones para sus habitantes, ha realizado un estudio sobre la situación laboral de sus países miembros. La figura 1, representa el porcentaje de trabajadores que asumen jornadas laborales que superan las 50 horas semanales. Lo importante es entender que el rol histórico que tiende a extraer las mayores plusvalías de los países periféricos, ha cambiado en la última década, entendiendo que las dinámicas de superxplotación laboral se intensifican con mayor vigor al interior de los centros del capitalismo mundial.
De la misma manera, la Organización Internacional del Trabajo* reporta el aumento mundial de la flexibilización laboral o tercerización, no solo en los países que funcionan como las principales fábricas y maquilas mundiales, sino que ahora funciona como fenómeno global.
Como fenómeno anexo a la tercerización, la degradación de las relaciones contractuales tiende a generar una masa creciente de población sobrante o ejército de reserva, que tiene como función principal la presión a la baja de los salarios de los trabajadores formales y tercerizados.

La Ley Tendencial de la caída de la Tasa de Ganancia, muestra entonces su verdadero carácter. De darse el hecho que la economía mundial se mantuviera mediante ciclos balanceados y proporcionales que pasaran inicialmente, de masas de trabajadores expulsados y aumento de tasa de explotación a momentos de masivas reincorporaciones laborales con menores tasas de extracción de plusvalía, el capitalismo podría mantener una relativa dinámica, incluso sostenible a lo largo del tiempo.
Por el contrario, el fenómeno de tercerización y flexibilización es acompañado de una expulsión masiva de trabajadores en las periferias capitalistas a condiciones de desempleo y rebusque mediante formas no productivas, como el acaparamiento violento de rentas urbanas, el comercio informal y el aumento de la lumpenización. En tanto la velocidad de la expulsión de los trabajadores es mayor a la velocidad de incorporación de los mismos en trabajos productivos, el capitalismo mundial enfrenta un periodo de resurgimiento de sus viejas crisis, esta vez aumentadas con el desvanecimiento de las relaciones laborales.
Esta decadencia de la relación principal sobre la que funciona la producción capitalista, es decir la relación contradictoria entre el capital y el trabajo, no significa un rearreglo estructural del capitalismo, en el que el trabajador y proletariado inexistente, como acotan algunos miopes desencantados, ya no encuentra su lugar en la lucha de clases, por el hecho de no existir como fuerza de producción material.
Por el contrario, la degradación del trabajo, es la evidencia de la languidez y deterioro de las relaciones capitalistas existentes. Es por lo tanto la manifestación más clara que estas mismas relaciones de producción no ofrecen lugar para las clases sociales en tanto no permite el desarrollo pleno del trabajo y se enfrenta a un proceso contradictorio y estructural de pérdida de valor y de ganancia. Este periodo de crisis y desmembramiento de las típicas relaciones capitalistas nos permiten recordar a Marx y Engels señalando «… Las relaciones inconmovibles y mohosas del pasado, con todo su séquito de ideas y creencias viejas y venerables, se derrumban, y las nuevas envejecen antes de echar raíces. Todo lo que se creía permanente y perenne se esfuma, lo santo es profanado, y, al fin, el hombre se ve constreñido, por las fuerzas de las cosas, a contemplar con mirada fría su vida y sus relaciones con los demas.»
* ILO. Lee, S., McCann, D., Messenger, J. 2007. Working Time Around the World. Trends in working hours, laws and policies in a global comparative perspetive. Disponible en: http://www.ilo.org/wcmsp5/groups/public/@dgreports/@dcomm/@publ/documents/publication/wcms_104895.pdf