Trochando Sin Fronteras – Septiembre 12 de 2020
La disertación acerca de la determinación que tiene el neoliberalismo ante la construcción del “Sujeto” de estos tiempos
Con estas palabras inicia el sociólogo Peter McLaren en su libro Pedagogía Crítica, refiriéndose al mensaje que todo el tiempo se envía a diestra y siniestra por los diversos “medios de comunicación” hegemónicos y las normativas y paradigmas impuestas a la educación, la familia, la sexualidad, el trabajo y la cultura. Miradas que pretenden crear un individuo que esté al servicio del consumo, una supuesta “diversión” en la que se resalta una felicidad vacía y una “realización” que solo está hecha de cosas y objetos que “compras” aún a costa de tu propio vacío. “Entre más te llenes de objetos, compres y derroches serás un triunfador”. “Solo importa divertirse y comprar, no hagas nada más, te tenemos tu felicidad asegurada, no pienses en nada, ni te preocupes, aquí te entretenemos”.
Crisis como la que vivimos por estos días han sido una constante en la historia, cada generación ha tenido la suya, como si se tratara de un signo necesario para existir, en forma de guerras, desempleo, enfermedades, corrupción, falta de oportunidades, generalmente impuestas por un modelo económico y no solo generadas por la sociedad. Pero esta tiene sus particularidades y hasta un conjunto de detalles que ha hecho que salten a la vista los síntomas de un control programado año tras año en las entrañas de la mente y la razón de ser de las personas. Ahora, la condición humana ha sido puesta en una mesa de disección al servicio del entretenimiento.
Estamos en pandemia, una situación difícil que requiere un manejo adecuado del sentido común, que nos permita superar este momento de forma conjunta. Sin embargo, muchas son las contrariedades a este fin, y llama la atención que uno de los mayores motivos de comparendos sean las “rumbas” y la búsqueda de entretenimiento; no por salir colectivamente a movilizarnos u organizar nuestras comunidades acciones necesarias en medio de esta cuarentena. Estos hechos demuestran la vida ligera y consumista establecida desde la cultura replicada desde los medios, mismos que se horrorizan con sus efectos.
El entretenimiento hegemónico: idioteces acondicionadoras
Nos siguen dando ideas para entretenernos en los hogares. Nos repiten los mundiales de futbol, películas “que nos hagan reír”, toda una lista de compras para ocupar el tiempo; pero no están los medios, para hablar de las experiencias comunitarias que se gestan en silencio desde necesidad, en muchos lugares.
Esta idea de entretenimiento creció exponencialmente, al punto que se impuso la moda de hacer “idioteces”, “entre más estupideces hagas y compartas en redes más popular serás”, más cercano a esa “diversión” vacía que vende modelos de contraste sobre lo que de verdad significa ser libre. “No necesitas pensar, ya todo te lo tenemos asegurado”, “ser emprendedor es llenarse de dinero y vincular a todo el que se pueda en una pirámide”.
Mensajes que van y vienen, ampliando una telaraña en la que han ido decodificando el sentido vital de existir, de estar en comunidad, de proyectar bienestar común, de transformación, de aporte cultural. Justo llegó la pandemia en medio de todas estas circunstancias, para ver cómo saltan a la vista todos los efectos de este nuevo sentido de “vida” impuesto para favorecer a un modelo económico voraz.
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Es preocupante ver que incluso este “virus” -de volver “vacío” todo lo que se pueda-, infectó incluso a los estereotipos de cultura. En los planes de desarrollo municipales se encuentra su infección, donde se habla de la cultura como “forma de aprovechamiento del tiempo libre”, nada más. Haciendo eco con ese proyecto que cercena la tradición y la riqueza de identidad de las comunidades. ¿Tiempo libre? ¿Entonces el resto de tiempo no se hace cultura? ¿Cuándo trabajo y aporto no hago cultura? ¿Cultura es solo ir a ver espectáculos y hacer del arte un “hobby” porque no da plata? ¿Si hay tiempo libre hay entonces tiempo preso? Preocupante situación en la que se está relegando la idea de cultura solo a un efecto operativo de ese “divertirse”; resaltando solo al espectáculo y opacando la memoria y la identidad territorial a la nada y al desprecio.
El “tiempo libre” viene marcado también por una pretendida condición de minusvalía e inutilidad ante lo que se genera en estas labores del arte. Es importante decir que el arte y la cultura también son pilares edificantes, no solo la industria y la economía, y esas prioridades que no se hacen en el “tiempo libre”.
El arte y los artistas en la pandemia
Se han hecho campañas para ayudar a los artistas y cultores, muchas gracias, esperamos salir bien en las fotos recibiendo los mercados. Si bien, esas campañas han sido muy necesarias para solventar esta crisis de hambre son insuficientes. Los artistas y cultores también podemos ser actores sociales; ayudar a tomar medidas; hablar de otra medicina necesaria en los hogares, que puede beneficiar psicológicamente a cada ciudadano; apoyar desde la reflexión y el diálogo en el afecto y la comprensión de la situación; hacer pedagogía desde la contemplación de nuestras emociones; producir y reproducir memoria, para saber quienes somos y hemos sido para superar en conjunto situaciones como estas; generar escenarios de lectura y creación en todos los tiempos, los tiempos libres y los tiempos presos; ser en todo caso parte de la solución, se pueden dar otros conciertos, la palabra concierto no es solo espectáculo, es sinónimo de reunión.
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Es vital por ello que se dignifique la mirada sobre la cultura y el arte, dejar las suposiciones de lo que podría ser y son. Las inversiones no solo son de dinero; invertir en cultura e identidad puede ser más efectivo para superar todas las pandemias del olvido que nos están invisibilizando y hacen que no se revele nuestra riqueza más valiosa, la diversidad y el camino.
