Este 2 de septiembre se conmemoran 43 años del natalicio de Carlos Alberto Pedraza Salcedo, un destacado líder social, educador colombiano cuyo impacto perdura en las luchas por la justicia social y los derechos humanos. Pedraza, asesinado en enero de 2015, dejó una huella imborrable en el movimiento social y político de Colombia.
Nacido en Bogotá en 1981, Pedraza se comprometió desde joven con las luchas sociales y la defensa de los derechos humanos, enfocándose especialmente en las comunidades más vulnerables. Era miembro del Congreso de los Pueblos, un movimiento político-organizativo que aboga por la justicia social, los derechos humanos y la soberanía popular en Colombia, Pedraza trabajó en la construcción de una agenda política para las comunidades campesinas, indígenas y afrocolombianas, y participó activamente en la promoción de procesos de paz.
Además, fue parte fundamental de la Fundación para la Educación y Desarrollo (Fundepaz), donde impulsó la educación popular como derecho para la transformación social. Su trabajo en Fundepaz fortaleció los procesos de organización comunitaria mediante la formación y el empoderamiento de líderes sociales. Uno de sus legados más importantes fue su rol en la articulación de movimientos juveniles y la defensa por los derechos de la juventud en un contexto de violencia estatal y paramilitar.
Pedraza se destacó por su papel en la creación del Proyecto Cultural Potocine en el barrio Potosí, y promoviendo la participación política juvenil, ya que entendió que los jóvenes eran la clave para la construcción de una nueva Colombia. De igual manera, se opuso firmemente a las políticas extractivistas y neoliberales que amenazaban a las comunidades rurales y urbanas, enfrentando así poderosos intereses que lo percibían como una amenaza.
Su lucha lo llevó a ser blanco de violencia, llevando a cabo su asesinato el 19 de enero de 2015 en zona rural del municipio de Gachancipá, Cundinamarca, luego de varios días desaparecido; un acto que impactó profundamente al movimiento social colombiano. Su muerte permanece impune y las organizaciones de derechos humanos han señalado la responsabilidad del Estado al asesinato, tras no proteger su vida a pesar de las múltiples amenazas que había recibido.
El legado de Carlos Alberto Pedraza continúa vivo en las luchas de las organizaciones, por la paz, la justicia y la reivindicación de los derechos humanos. Su vida sigue siendo una fuente de inspiración para jóvenes líderes y un recordatorio de la búsqueda de un país más equitativo que requiere un compromiso constante y de valentía.
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