Es que la cifra no es nada despreciable, las comunidades con la movilización lograron plantear nuevos proyectos y desengabetar algunos que estaban en el olvido. A partir de este acuerdo, los sectores más beneficiados son: Salud, productividad y educación; por discutir quedaron proyectos en vías, vivienda, reivindicaciones de sectores como el indígena y afrodescendiente, y derechos humanos.
Además de los recursos, se lograron establecer espacios de trabajo que permitirán analizar y evaluar las condiciones en las que se desarrolla la explotación petrolera en el departamento, además, de investigar junto a las instituciones los impactos sociales, económicos y ambientales. En virtud de este trabajo, se espera que se sancione o reverse los contratos de exploración y explotación petrolera.
Para las comunidades, la inversión ayudará a sacar a Arauca del olvido estatal y pagar algo de la deuda histórica con el territorio. Ante los ríos de lágrimas que circulan, debemos preguntarnos: ¿por qué lloran?
La respuesta es sencilla, ya quisieran ejecutar ellos estos recursos, continuar con el saqueo de las regalías y con este dinero perpetuarse en el poder. Además, también existe la posibilidad de que los acuerdos toquen a sus financiadores, las empresas petroleras; será difícil sobrevivir sin la teta que les da de comer.
A estos lagartos se les reconoce que han usado todo su andamiaje mediático para desinformar y tergiversar. Medios y periodistas que, luego de conocer los acuerdos, iniciaron la revisión punto a punto de lo que se pedía. Se nota que nunca les interesaron las necesidades y deseos de los araucanos.
A su vez, los politiqueros pasaron de las amenazas, a la acción. En un documento que circuló por redes, se evidenció que instauraron demandas contra voceros de las comunidades organizadas. Serán los fiscales y jueces los que investiguen y decidan sobre las demandas.
Están en campaña, usarán cualquier cosa para su show mediático, hoy lo único que me resta decirles es ¡A chillar a otra parte!