
Trochando Sin Fronteras 06 de enero de 2016
Edición Nº 30 Periódico Trochando Sin Fronteras
[quote]Hay hombres que luchan un día y son buenos; hay otros que luchan un año y son mejores; hay quienes luchan muchos años y son muy buenos; pero hay los que luchan toda la vida, esos son los imprescindibles
Bertolt Brecht [/quote]
Sucedió en un país no muy lejano. Una isla clavada en el corazón del Caribe, conocida por los casinos, los burdeles, la música y el ron: Cuba. El “burdel de América” se erigía sobra la espalda de millones de obreros que trabajaban en las plantaciones de tabaco y caña y en las fábricas de azúcar y habanos. Ambas, plantaciones y fábricas, pertenecían a unas cuantas familias ricas de la isla o del país vecino, Estados Unidos.
En medio de una situación de brutal explotación de los trabajadores, de extrema pobreza y de violencia gubernamental, fue posible el triunfo de una revolución socialista.
DE LA EXPLOTACIÓN A LA LIBERTAD
Cuba en los años ‘50: del dominio español al dominio estadounidense
Luego de obtener la independencia de España -en 1901- Cuba inicia un periodo neocolonial, bajo el dominio estadounidense. La “enmienda Platt”[1], las intervenciones militares yanquis y la dependencia económica de las exportaciones del azúcar al mercado norteamericano caracterizaban a la naciente República.
En ese escenario nació y creció Fidel Alejandro Castro Ruz. Procedente de una familia adinerada del país, renunció a todos sus privilegios de clase para defender a los explotados y oprimidos. Desde joven expresó su intención de luchar contra las dictaduras en Centroamérica y también contra las injusticias que se vivían en su propio país. Por eso se vinculó al movimiento estudiantil en la Universidad de La Habana y al movimiento de izquierda.
El panorama socioeconómico de Cuba antes de la revolución no era muy diferente al que vivimos la mayoría de países latinoamericanos, aún en la actualidad: el analfabetismo dominaba al 57% de los habitantes, el 50 % de los niños en edad escolar no tenía acceso a la educación, para los jóvenes era difícil y costoso ingresar a la universidad, la mayor parte de la población no gozaba del servicio de salud…
Y para completar, el 10 de marzo de 1952 se produjo un golpe de estado en cabeza del entonces sargento Fulgencio Batista, y se instauór bajo su dirección una dictadura militar. La dictadura agravó la ya desastrosa situación de miseria, desigualdad e injusticia que sufría el pueblo. A partir de allí se prufundizó la rebeldía de Fidel, quien de inmediato denunció el carácter ilegítimo del régimen y llamó a levantarse contra él. No sólo contra el dictador, sino contra las estructuras económicas que lo sustentaban, que por supuesto contaban con el apoyo incondicional de Estados Unidos.
Y en eso llegó Fidel
Luego de intentar cambios políticos, sociales y económicos en Cuba por las vías legales [2], Fidel concluyó que la única solución para derrocar al régimen y lograr transformaciones profundas en favor del pueblo era la lucha armada. Fue así como emprendió la tarea a la que dedicó toda su vida.
Fidel Castro organizó y entrenó a un contingente de jóvenes obreros y estudiantes. Con 160 de ellos, el 26 de julio de 1953, comandó el asalto al cuartel Moncada en Santiago de Cuba y al cuartel de Bayamo. Esta acción fracasó en el ámbito militar, pero fue un importante triunfo político, ya que se constituyó en el germen de la guerra insurreccional que culminaría el 1ro de enero de 1959.
A raíz del asalto al Moncada, Fidel fue sometido a juicio y condenado a 15 años de prisión. Ante su enemigo, el joven revolucionario asumió su propia defensa y pronunció el histórico alegato conocido como “La historia me absolverá”.
Como resultado de una fuerte presión popular, Fidel fue liberado en mayo de 1955 y fundó el Movimiento 26 de Julio para proseguir la tarea revolucionaria. Más de un año duró la preparación, en México y Estados Unidos, de una expedición que partiría hacia Cuba a iniciar la lucha armada. En el emblemático yate “Granma”, el mismo que hoy se exhibe en el Museo de la Revolución en La Habana, 82 combatientes zarparon hacia Cuba. Fue precisamente un 25 de noviembre, misma fecha de la muerte del comandante, pero 60 años atrás (1956).
Fidel, en su condición de Comandante en Jefe, dirigió la acción militar de las fuerzas rebeldes y del Movimiento 26 de Julio durante los 25 meses de lucha guerrillera. A pesar de combatir a unas fuerzas armadas financiadas, capacitadas y apoyadas por el gobierno estadounidense, el Ejército Rebelde ganó la guerra. Al amanecer del 1ro. de enero de 1959, Fidel entró victorioso en Santiago de Cuba y arribó a La Habana el 8 de enero.
Difícil tarea hacer una revolución; aún más difícil es sostenerla
Al concluir la lucha insurreccional, Fidel mantuvo sus funciones como Comandante en Jefe de la Fuerza Armada Revolucionaria. El 13 de febrero de 1959 fue nombrado Primer Ministro del Gobierno. Desde esos cargos, dirigió las acciones emprendidas en defensa del país ante las agresiones militares. Un sinnúmero de hechos documentados de terrorismo, sabotaje y ataques militares, agenciados por Estados Unidos y ejecutados por mercenarios nacionales y extranjeros.
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[/twocolumns][twocolumns class=»omega»][quote]Departamento de Estado, abril 6 de 1960: “La mayoría de los cubanos apoya a Castro. No hay oposición política eficaz […]. El único medio posible para aniquilar el apoyo interno [al Gobierno] es provocar el desencanto y el desaliento por la insatisfacción económica y la penuria”. Washington siguió ese consejo y dio prueba de una hostilidad encarnizada contra los cubanos imponiendo sanciones económicas sumamente severas que duran hasta hoy. El parecido con lo que pasa en Venezuela y lo que se hizo en Chile al gobierno de Allende va más allá de las coincidencias.[/quote][/twocolumns][/columns_wrapper]
De especial impacto fue el intento de invasión a Cuba por parte de la CIA en abril de 1961, que resultó en un rotundo fracaso. En menos de 65 horas el ataque, conocido como invasión a Bahía de Cochinos o “Playa Girón”, fue completamente aplastado por las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Cuba. Más de 100 invasores murieron y otros 1200 fueron capturados. Así definió Fidel Castro el crimen de agresión cometido por Estados Unidos:
“Agresión: esa acción sistemática de sabotaje y de destrucción por parte de un poderoso organismo que cuenta con todos los recursos económicos y con los medios más modernos de sabotaje y de destrucción; lo que nunca un pueblo de este continente había tenido que conocer era la lucha contra la Agencia Central de Inteligencia del gobierno de Estados Unidos, empeñada a toda costa, cumpliendo instrucciones de su gobierno, en entorpecer la marcha pacífica y esforzada de una nación, en destruir sistemáticamente el fruto del trabajo de un pueblo, en destruir sistemáticamente los recursos económicos, los establecimientos comerciales, las industrias, y lo que es peor: vidas valiosas de obreros, de campesinos y de ciudadanos laboriosos y honestos de este país”[3].
A raíz de la permanente y brutal agresión proveniente del imperialismo estadouinidense, y a más de dos años de haber derrocado la dictadura de Batista, el 16 de abril de 1961 Fidel declaró el carácter socialista de la revolución cubana. Contrario a lo que se dice en los grandes medios de comunicación, el socialismo cubano está basado en la democracia; a partir del triunfo de la revolución se instauró un sistema de participación directa y representativa de la población en las decisiones del país.
EL LEGADO DE FIDEL
La democracia en Cuba
La Revolución creó un sistema democrático en Cuba que es criticado por las potencias occidentales, pero aceptado y defendido por la mayoría del pueblo. Para los cubanos la democracia no se reduce al voto; consiste en participar cotidiana y activamente en las decisiones que afectan la vida y el desarrollo de la sociedad. Por eso en Cuba, a partir del triunfo de la Revolución, se crearon organizaciones gremiales, sectoriales y políticas a través de las cuales el pueblo participa. También se aprobó, por el voto directo del 98% de los electores, la nueva constitución del país, que fue proclamada el 24 de febrero de 1976.
La Constitución establece que “Cuba es un estado socialista de trabajadores, independiente y soberano, organizado con todos y para el bien de todos, como república unitaria y democrática, para el disfrute de la libertad política, la justicia social, el bienestar individual y colectivo y la solidaridad humana” (artículo 1). Igualmente prescribe que “la Asamblea Nacional del Poder Popular es el órgano supremo del poder del estado. Representa y expresa la voluntad soberana de todo el pueblo”.
En Cuba, todos los ciudadanos mayores de 16 años tienen derecho a intervenir en la dirección del estado, directamente o por intermedio de sus representantes elegidos para integrar los órganos del Poder Popular, y a participar en elecciones periódicas y referendos populares, que son de voto libre, igual y secreto. La inscripción electoral es universal y automática, es decir que con sólo cumplir la edad legal se puede ejercer el derecho al voto, sin tener que hacer trámites de inscripción o renovación de la misma. La postulación de los candidatos es directa, en asambleas de electores y no existen campañas electorales discriminatorias, lucrativas y costosas, que en países como Colombia son financiadas con el erario público.
Otra característica del sistema electoral cubano, desconocida por muchos, es que para ser elegido a algún cargo público, se debe contar con el apoyo de la mayoría de votantes. Es decir que para ser elegido se necesita el voto positivo de más del 50% de los votos válidos emitidos, lo cual no se aplica en países como el nuestro, y menos en Estados Unidos.
En Cuba todos los territorios municipales están representados en la Asamblea Nacional del Poder Popular, la cual elige entre sus diputados al Consejo de Estado y al presidente del mismo. Por ende, para ser elegido presidente (como Fidel o Raúl) hay que someterse a dos elecciones: primero como candidato a diputado, y después, al escrutinio de los diputados, también por el voto libre, directo y secreto.
Una revolución para la humanidad
Fidel Castro lideró una revolución que socializó los medios de producción (tierras, fábricas, industrias) para utilidad del pueblo; eliminó el analfabetismo, tanto en niños, como en adultos; logró cobertura del 100% en salud gratuita para los habitantes; hizo efectivo el internacionalismo proletario con sus brigadas médicas y de apoyo a las guerras de liberación en países africanos y latinoamericanos. Ejemplo es la Operación Carlota, desarrollada entre 1975 y 1991 con militares, ingenieros, médicos y profesores, que contribuyó a la independencia de Angola y de Namibia y a la eliminación del apartehid en Sudáfrica. Cuba también envió ayuda, en 2014, para contrarrestar el virus del ébola en Sierra Leona, Guinea y Liberia.
Cuba logró enviar al primer astronauta latinoamericano a una misión espacial junto con la Unión Soviética; la Revolución también apoyó el arte y las ciencias, con acceso universal y gratuito para toda la población; mantuvo un modelo económico y de relaciones sociales basadas en la cooperación, la solidaridad y la distribución equitativa de la riqueza social. Todo lo anterior, a pesar de 50 años de bloqueo por parte de Estados Unidos.
La última Asamblea General de Naciones Unidas celebrada en octubre de 2016 se pronunció unánimemente sobre la necesidad de terminar el bloqueo con el voto de 191 países a favor de la resolución presentada por Cuba, ninguno en contra y la abstención de Estados Unidos, secundada por su eterno aliado, Israel. No obstante, el bloqueo se mantiene y Cuba sigue nadando contra la corriente capitalismo.
Una revolución que respeta la vida y la naturaleza
[1] La enmienda Platt, propuesta por el senador americano de ese apellido y redactada por el Departamento de Estado, fue insertada como apéndice en la Constitución política del estado cubano en 1899. La enmienda señalaba que: “Cuba reconoce el derecho de EEUU a intervenir en sus asuntos internos; siempre que este último país lo estime necesario para la conservación de la independencia cubana, y para el mantenimiento de un gobierno adecuado para la protección de la vida, propiedad y libertad individual (…) Para poner en condiciones a los EEUU de mantener la independencia de Cuba y proteger al pueblo de la misma, así como de su propia defensa, Cuba arrendará o venderá tierras a los EEUU destinadas al establecimiento de bases carboneras y navales”.
[2] Fidel se lanzó como candidato a diputado por el Partido del Pueblo (Ortodoxo) en las elecciones de 1952, que no se celebraron a causa del golpe de estado y la dictadura militar iniciada por Batista.
[3] Discurso de Fidel edurante el funeral de los cubanos asesinados por el bombardeo agenciado por Estados Unidos en abril de 1961.