Por: Julián Gil / Bogotá/ Agosto 30 de 2015
Proceso Popular Quinua
Asociación Nacional de Jóvenes y Estudiantes de Colombia – ANJECO

Un llamado a la solidaridad se hizo escuchar hoy en el Plaza Fundacional de la localidad séptima de Bosa. Cientos de fieles en la Iglesia de San Bernandino pusieron en sus oraciones a los miles de campesinos e indígenas que hoy se toman la ciudad de Bogotá. Estas homilías fueron dirigidas por los misioneros Claretianos, quienes ofrecieron sus espacios para que representantes de la Cumbre Agraria y la Cumbre Popular Urbana convocaran a las Jornadas de Indignación Campesina, Étnica y Popular que dan Inicio el día de hoy.
Este llamado a la solidaridad solo tiene eco cuando se entiende que lo que sucede con el campo afecta el desarrollo de la vida cotidiana de todos; cuando se comprende que lo que pasa con las fuentes hídricas, paramos, cerros, bosques y todo el territorio en su extensión es un asunto de todos los que habitamos la ciudad; cuando se ponen sobre la mesa los temas que afectan la vida en la ciudad tales como el acceso a la educación superior, la movilidad, la salud, la inseguridad -agudizada por la presencia de grupos paramilitares y bandas criminales-, la persecución a la juventud con el reclutamiento forzado para el servicio militar, la estigmatización o el crecimiento del desempleo.
Con cantos venidos de la historia Latinoamérica, inspirados en la lucha popular interpretados por el grupo Maíz Libre, y con algunos juegos como el trompo, la rana o el lazo, la voz de los campesinos e indígenas fue escuchada en esta plaza fundacional. Se hizo un llamado a la urgente unidad de los pobres, a escuchar esa voz que se alza de los campos y hoy llega a la ciudad. Se exige al gobierno de turno que asuma y cumpla lo pactado con las comunidades campesinas e indígenas, que restituya sus territorios despojados por los grupos armados, que saque las maquinarias de los páramos y las fuentes de vida de la humanidad, que respete los territorios indígenas y que finalmente se comprometa a respetar la vida de quienes lideran estos procesos populares.
Esta jornada culminó con el compartir de la palabra y el alimento, de las historias de vida de los que venidos de los campos, llanuras, valles y montañas colombianas se unen en una sola voz, en una expresión de lucha y resistencia para exigir al gobierno respeto por los territorios y por la sostenibilidad de la vida.