lunes, abril 28, 2025

Jóvenes Lanzan campaña contra la militarización y el servicio militar obligatorio

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Tomado de Trochando sin Fronteras Edicion Impresa # 23

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En Colombia, la Constitución política Nacional y la Ley   definen que  todo joven mayor de 18 años está obligado a tomar las armas para defender la independencia Nacional y las instituciones públicas. En el mismo sentido, la Corte Constitucional ha considerado que el servicio militar obligatorio responde al sostenimiento y defensa de la soberanía, la guarda de las instituciones y el mantenimiento del orden público en nuestro país. Con estos imperativos se encuentran los jóvenes en este país, enfrentados a 3 opciones: prestar el servicio militar obligatorio -de 1 a 2 años, según el caso-, pagar una multa por su condición de remiso o declararse como objetor de conciencia; esto último, como veremos más adelante, sin mayores resultados.
En todas las ciudades de Colombia los jóvenes son incorporados al ejército para cumplir con el servicio militar obligatorio. En ese proceso de incorporación obligada, a muchos jóvenes se les vulnera el derecho a objetar conciencia, puesto que no se les permite plantear su deseo de permanecer ajeno al conflicto armado o, simplemente, su decisión de no usar armas de fuego.
Según la sentencia C-728 del 2009 de la Corte Constitucional, para acceder al derecho de objetor -relacionado con la libertad de religión y de culto-, en primer momento el joven deben enviar una declaración de objeción al comandante del distrito militar donde esté ubicado, añadiendo todas las pruebas suficientes para tal fin. Pero esto no lo sabe cualquier persona, y tampoco es facilitado por los funcionarios encargados del reclutamiento. Por otro lado, las tales pruebas no las tiene uno en el momento de ser llevado por la fuerza a los cantones militares. Por todo lo anterior, se hace casi imposible ejercer el derecho a ser reconocido como objetor y, más difícil aún, ser exonerado de prestar el servicio militar obligatorio.
Dado que el reconocimiento del derecho a la objeción de conciencia queda en manos de quienes son precisamente los transgresores del mismo, la Corte se ha visto obligada a tomar medidas al respecto. En la sentencia T-455 del 2014 ordena al Jefe de Reclutamiento del Ejército Nacional adelantar las acciones necesarias para que todas las autoridades militares del país encargadas de funciones de reclutamiento, reciban las solicitudes de objeción de conciencia, dándoles un trámite adecuado. Por supuesto, ello no se ha complido en la práctica.
Las decisiones de la Corte Constitucional son ambiguas frente a los jóvenes que se encuentran en situación de remisos, puesto que ese alto tribunal declara que es necesario ‘compeler’ tales jóvenes para que definan su situación militar . Eso permite que se sigan dando las famosas redadas, en las que echan al remiso a un camión y lo llevan a cualquier parte del país a prestar el servicio. Por ello, defensores de los derechos humanos han manifestado que ese procedimiento representa es una violación grave a los derechos a la libertad de locomoción y a la libertad personal, dado que lo que se produce es una retención arbitraria.
Actualmente son más de  95.000 los jóvenes en condición de remisos que no se presentan a las instalaciones militares para resolver su situación militar, bien sea por razones políticas, religiosa, éticas, filosóficas o por el simple hecho de no poder responder con la multa  que se les impone por estar en esa situación.
El problema se agudiza cuando la Jefatura de Reclutamiento  establece las dos únicas formas de cómo un remiso puede solucionar su situación militar; como primera opción el joven debe incorporarse para prestar el servicio militar y en este caso quedará exento de pagar multa. Sin embargo, en los requisitos piden justificación del por qué no se presentó en la fecha estipulada, donde el comandante de la zona es quien determina si la condición de remiso se levanta con multa o sin multa. Y como segundo punto el joven debe demostrar la exención legal mediante solicitud dirigida a la autoridad correspondiente, anexando los soportes o pruebas necesarias a fin de que la Junta de remiso tome la decisión.

 

La siguiente gráfica nos muestra el trámite que es llevado a cabo por el Ejército Nacional, ubicando al joven que por diferentes razones incumple con el procedimiento o a aquellos que, también por diversas razones, deciden prestar el servicio militar obligatorio.

 

El aparato militar en Colombia juega un papel muy fuerte en la cotidianidad de los jóvenes en la ciudad y el campo. Una de las principales razones que llevan al joven a optar por el Servicio Militar es el ingreso económico que, a pesar de ser bastante precario, resulta un aporte a su hogar. Esto obviamente es alimentado por el desempleo y la falta de oportunidades para la educación superior que hay en nuestro país. Y es que hoy en día no se encuentran en la ciudad, barrio o vereda opciones para alguien que termina la secundaria o que tiene que abandonar el  colegio por x o y razón.
Un informe de la Defensoría del Pueblo, basado en datos de la Dirección de Reclutamiento, evidencia lo que acabamos de referir: la mayoría de soldados incorporados para prestar el servicio militar obligatorio en el año 2013 son de  estratos 0, 1 y 2, es decir, los jóvenes más pobres de Colombia.

 

Pero además de las razones expuestas, ANJECO se manifiesta en contra del servicio militar obligatorio porque éste significa obligar a los jóvenes de Colombia a integrar unas fuerzas militares que han sido puestas a defender los intereses que no son los nuestros, los del pueblo, sino los que una pequeña minoría. Por eso es común ver al Ejército o a la Policía cuidando los campos petroleros, los oleoductos, las minas de oro o de carbón y cualquier otro proyecto económico que no beneficia a los pobres sino a los ricos. Se ha demostrado en procesos judiciales que las fuerzas militares han desplazado campesinos, afros e indígenas; que han asesinado a otros jóvenes igual o más pobres que los que son reclutados (en los mal llamados ‘falsos positivos’; que persiguen y desaparecen a los líderes sociales; que representan un país que no está organizado para aquellos jóvenes que entregan su vida por él.
Por ello los jóvenes que hacemos parte de ANJECO nos declaramos Objetores de Conciencia ante la guerra y la militarización de la vida. Denunciamos el servicio militar obligatorio como una imposición que viola el derecho a objetar conciencia y no da solución a miles de jóvenes que tenemos un proyecto de vida diferente. Porque consideramos que los jóvenes somos un actor de cambio en la realidad nacional y no debemos sostener la guerra que se promueve en el país.
Por ello emprendemos el desarrollo de la campaña REMISO: Resistencia a la Militarización de la Sociedad. A través de ella promovemos la movilización de los jóvenes del país, para hacerle frente a la represión y vulneración de los derechos humanos por parte del Estado Colombiano. Exigimos que se dinamicen las herramientas legales adecuadas para que los jóvenes podamos hacer uso de ellas y que se brinden oportunidades laborales, educativas y recreativas para los jóvenes que se ven conducidos a optar por prestar el servicio militar.

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