viernes, abril 25, 2025

La crisis que deja el petróleo en Casanare

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Derrame de crudo en fuentes hidricas Foto: Sandra Riveros

Casanare, luego de vivir una época de “riqueza” espontanea a raíz de explotación petrolera afronta una crisis en vivienda, salud, mal estado de su malla vial, deterioro de varios puentes, desempleo y falta de servicios básicos entre otros.

Este departamento de vocación ganadera y agrícola, a partir de 1990 se convirtió en productor petrolero, con el descubrimiento de los campos Cusiana y Cupiagua. A partir de ese momento se intensificó la explotación por parte de la British Petroleum Company (BP), la empresa francesa Total y la norteamericana Tritón. En 1992 Casanare desplazó a Arauca como primer productor de petróleo del país.

Luego de vivir esa bonanza petrolera, se produjo un cambio en la cultura campesina, agrícola y ganadera de los habitantes. Se dio una transformación en lo cultural y socio- económico provocando un choque entre la sociedad casanareña con un desarrollo espontaneo que no obedecía a los intereses de los pobladores sino a la dinámica e intereses de las empresas petroleras. Esa nueva dinámica económica generó también migración hacia las zonas petroleras de Yopal, Tauramena, Aguazul y Maní. En 1985 el departamento tenía una población de 170.238 habitantes y para el 2015 se había incrementado en un 109,7% (según el DANE, actualmente el departamento cuenta con 357.000 habitantes).

Una estrategia de las empresas para asegurar la explotación petrolera fue acabar con el tejido social de la región a través de la violencia. Esto quedó evidenciado en las investigaciones que adelanta la Fiscalía contra miembros de la Brigada XVI del Ejército Nacional y su relación con las empresas petroleras y el paramilitarismo.

En los últimos tres años Casanare ha recibido por regalías más de un billón de pesos de la bonanza petrolera. Con este dinero se esperaba mejorar la malla vial del departamento, ampliar e interconectar la red eléctrica, gasificar todos los municipios, mejorar el servicio de salud, cubrir los programas de vivienda rural y urbana y garantizar el servicio de acueducto y alcantarillado.

No obstante lo anterior, Casanare se adentra en la etapa post-petrolera acompañada de corrupción, inestabilidad institucional y con una alta densidad poblacional en las zonas petroleras. Según Rubén Darío Lizarralde, presidente ejecutivo de la Cámara Colombiana de Servicios Petroleros (Campetrol), este año se perderá el 90% de los empleos de la industria petrolera. La mayoría de esos trabajadores seguramente pasarán a engrosar las cifras de desempleo o empleo informal.

De 9 gobernadores que ha tenido Casanare desde que se constituyó como departamento (1991), seis de ellos han sido destituidos por enriquecimiento ilícito, concierto para delinquir (paramilitarismo) y peculado. Ejemplo fehaciente de esta crisis es la situación de Yopal, que actualmente no cuenta con acueducto, sus vías están destruidas, recientemente colapsó el puente sobre el río Charte- que comunica con el interior del país-, el puente Ariporo – que comunica con Arauca- tiene daños en su infraestructura. También hay un creciente déficit de vivienda, que se refleja en el gran número de invasiones que hay en la ciudad.

La contaminación ambiental y las recientes sequías son problemas que debe afrontar este departamento. La exploración hecha por medio de la sísmica y la explotación petrolera afectó los nacimientos de agua, la fauna y flora.

Toda esa problemática generada por la explotación petrolera había sido identificada y denunciada por las organizaciones sociales y la comunidad, en el marco del Foro Petrolero realizado en Yopal en el año 2011. Como conclusiones de este evento, se hizo un llamado a tomar conciencia y medidas para afrontar la post-producción petrolera, fortaleciendo un modelo agrario basado en la productividad de la tierra. También se propuso cambiar el modelo de sociedad contrarrestando la dependencia del petróleo y recuperando la importancia del ser humano y la prevalencia del equilibrio entre éste y los demás elementos del planeta.

Es por esto que las comunidades y las organizaciones sociales han mirado la necesidad de trabajar en conjunto, alrededor de los planes de vida que les permita pensarse el territorio de acuerdo a su forma de vida del pueblo llanero y la recuperación de la cultura y la economía propia de la región.

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