Lamentablemente, la partida de un ser querido es un dolor insoportable, es por eso que nada de lo que escriba o exprese en esta columna podrá compararse con el sentimiento de los familiares y compañeros de Josué Castellanos, líder social y comunal de Tame, Arauca.
En los muchos años de conocer a Josué, de primera mano aprendí de su labor. Como jóvenes recorrimos el departamento construyendo la Asociación Juvenil y Estudiantil Regional – ASOJER-. Era un líder multifacético e incansable, alternaba su trabajo social con la productividad, sembraba plátano, mientras ayudaba a formar obreros y campesinos, además de incentivar la creación de las guardias interétnicas, campesinas y populares como mecanismo para la defensa de las comunidades.
Castellanos participó activamente en todas las movilizaciones de las últimas tres décadas, en especial en él ultimó escenario realizado en Arauca entre enero y febrero de 2024. En la última movilización acompañó las mesas de interlocución y concertación con el gobierno nacional y la empresa multinacional Parex. Luego de los acuerdos en la mesa, Josué realizaba seguimiento a temas educativos junto a con rectores rurales, fue este el momento que aprovecharon para secuestrarlo y asesinarlo en una vía cercana.
Por defender a las comunidades, sus exigencias y su Plan de Vida, Josué fue asesinado. Lo mataron los paramilitares que se hacen llamar disidencias de farc en Arauca, los mismos que pretendieron asesinar a 70 líderes sociales en enero de 2022, con la instalación y posterior detonación de un carro bomba y anunciaron asesinar a 300 líderes sociales en Arauca en diciembre de 2022.
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Aunque ya nombré a los autores materiales, debemos también nombrar a aquellos que con su acción u omisión incidieron en la muerte de Josué. Iniciaremos con los sicarios con micrófono, aquellos que día a día estigmatizan la movilización, los que señalaron y emitieron juicio sobre las comunidades organizadas y sus liderazgos. Culpables los medios y periodistas que participan en la guerra, aquellos que colocan lápidas sobre la espalda de los líderes sociales.
Ni que decir de los lagartos de la politiquería, los que buscan votos con muertos ajenos. Hoy la sangre de Josué, se junta a la de otros líderes en las manos de aquellos que buscan mantener al departamento sumido en la guerra. También culpable es el Gobierno Petro, con sus nulas acciones para enfrentar el contubernio de sectores del gobierno y fuerzas armadas con los paramilitares en diferentes regiones del país.
A Josué lo asesinó el contubernio entre Estado y paramilitares, a Josué lo asesinó la ultraderecha, a Josué lo asesinó los medios que participan en la guerra, a Josué lo asesinaron los paramilitares.
Para finalizar, quiero expresar unas palabras a Diana Giraldo. Señora, tiene usted razón al afirmar que algunos autores en Trochando Sin Fronteras escogen esconder su identidad tras otro nombre, no imagino lo que podría pasar si usted conociera las identidades de ellos. Dejo claro que “periodistas” como usted sí intimidan, ayer apuntó su micrófono contra el movimiento social de Arauca y horas más tarde mataron a nuestro hermano de luchas y victorias.