Trochando Sin Fronteras 11 de junio 2016
Amanecer lluvioso en el Centro Oriente. Duro clima para la gente que acampa en campos y carreteras. Pero ni la lluvia hace que campesinos e indígenas continúen parados por sus derechos y territorios. Hoy son más los que se suman a la Minga Nacional Agraria, reflejando la indignación y el rechazo ante la injusticia, y mostrando su acuerdo por el pliego de peticiones de la Cumbre Agraria.
Las fuertes lluvias no solo dejaron cambuches llenos de agua y barro, sino ganas de continuar. En Vichada, por ejemplo, se registran más de 1000 indígenas y campesinos que se mantienen concentrados en Puerto Carreño.
Los pueblos Indígenas se vinculan cada vez más a la jornada, y para esto realizan actos culturales propios de sus ancestros, que permiten compartir con todos aquellos que están a su alrededor; motivando a asociaciones y organizaciones de jóvenes a que también se vinculen a la lucha que tienen todos los que sueñan con un país equitativo y mejor.
Los presos políticos de la cárcel de Arauca, con fotografías y carteles enviaron un mensaje de apoyo a la Minga Nacional Agraria, a la vez que continúan exigiendo el respeto a su derecho a la salud, que es vulnerado a diario en los centros de reclusión.
Así, el pueblo movilizado amanece con un sabor intenso a lucha, pero también con la disposición de diálogo, para intentar, una vez más, llegar a un acuerdo con el gobierno nacional.
A 13 días de paro, se habilitó uno de los carriles de la vía panamericana por 36 horas, y de manera conjunta se inició una ronda de concertación con el gobierno durante ese mismo lapso de tiempo, que culminó en un compromiso de garantías para la movilización.
Esta ronda de negociación denota la disposición que la Cumbre tiene para dialogar, mas no quiere decir que se levanta el paro, porque los puntos del pliego único no se han debatido aún.
Pese al inicio de las conversaciones, la actitud agresiva del estado continúa. En El Charte (Casanare), el ejército nacional realiza sobrevuelos constantes con megáfonos dirigiéndose a la población, haciéndoles creer que grupos armados ilegales se encuentran en los puntos de protesta, y tratando de intimar y callar su voz con volantes, perifoneo y la presencia del ESMAD.
Cae la tarde y con ella inicia la expectativa de que en esas 36 horas se logre un diálogo serio y, sobre todo, acuerdos concretos que sean cumplidos por el gobierno.