Trochando Sin Fronteras, junio 16 de 2021
Desde antes del estallido social que está viviendo el país, diversos sectores reconocieron el precario estado en el que se encontraba la juventud. Además, del empeoramiento de las condiciones a causa de la pandemia; pero fueron pocos los que advirtieron que sobre la crisis a la que asiste y la agudización de las condiciones de vida. La consigna #JuventudEnCrisis ha demostrado que el sujeto social protagonista de este histórico Paro Nacional es la juventud precarizada y sin futuro, pero tristemente, también es la principal víctima de la violencia y terrorismo estatal que ha manchado estas jornadas de movilización. Con un saldo de 78 homicidios, 1522 heridos, 3086 detenidos, 106 mujeres víctimas de violencia sexual y 79 lesiones oculares[1].
Entiéndase juventud, como una franja etaria que está condicionada por las relaciones sociales construidas históricamente. Etapa de la vida que está determinada por condiciones sociales y económicas de cada época. No es un grupo homogéneo, pues la condición de clase diferencia la manera en que se vive esta y todas las etapas de la vida.
Desde el 28 de abril el gobierno en cabeza de Iván Duque declaró la guerra a un pueblo. Pueblo cansado de un sistema que perpetúa la miseria para las mayorías, mientras la minoría vive en la opulencia. En este #ParoNacional la juventud indignada ha salido a manifestarse desde diversas expresiones, siendo declarada como objetivo principal por «La gente de bien», para militares que en con las Fuerzas Pública, reproduce la doctrina del enemigo interno y da tratamiento de guerra al descontento popular.
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Al revisar las causas por las cuales la juventud está en las calles, se pueden evidenciar cuestiones estructurales. El capitalismo dependiente colombiano que por años ha condenado a la juventud a ser mano de obra barata. Destinando a la juventud a un estilo de vida que no garantiza el acceso a educación, trabajo, salud y pensión.
Los jóvenes en nuestro país -personas entre 14 y 28 años- representan un poco más de 12.7 millones[2], de los cuales solamente 2.396.250 logran acceder a la educación superior[3], el 23,9% está desempleado[4], más de 10 millones no cotizan pensión y donde el 27,7% (3,3 millones) no estudia ni trabaja[5].
No es casualidad que sean los jóvenes en su mayoría quienes se movilizan por la crisis que viven, esta sociedad los ha condenado a no tener oportunidades y a vivir en la precariedad constante. Sumado a esto, quienes llevan la peor parte de esta crisis son las mujeres, ya que son las que más carecen de oportunidades de empleo y donde en muchos casos sus labores no son remuneradas, pues mientras en el grupo de “Ninis” los jóvenes hombres representan el 17,4%, las mujeres jóvenes representan el 38,1%[6]. Estas y muchas otras causas más son las que impulsan a los jóvenes de las clases explotadas y marginadas a movilizarse y organizarse en torno a Asambleas populares o Primeras líneas.
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Frente a este panorama y la crisis, no queda otro camino que organizar la indignación. La juventud tiene la tarea de mantenerse en la movilización con convicción y conciencia política, trascendiendo y elevando la organización. A pesar de ser el sector social protagonista del paro, su proyección y sus exigencias se deben orientar a articularse con todas las problemáticas e históricas reivindicaciones de la clase trabajadora y las clases populares. Ejercicios como las asambleas populares, la articulación y coordinación entre las diversas expresiones juveniles, son iniciativas que se deben fortalecer para ganar en organización.
La juventud que está en las calles debe seguir participando en política, debe informarse y formarse sobre los grandes problemas que atraviesa el país. Es aquí donde las organizaciones juveniles y estudiantiles tienen la ardua labor. Su deber ser en este momento es el de reforzar, difundir, organizar y movilizar.
La juventud como generación tiene la tarea de contribuir en articulación de los sectores y clases marginadas a superar el orden burgués vigente, organizarse es su compromiso, mantenerse en la lucha es su deber.