Manuel fue un reconocido líder comunal y social que dedicó su vida a luchar por los derechos de su comunidad y a enfrentar las desigualdades en su territorio; su asesinato a manos de las disidencias de las FARC es una muestra de la compleja y violenta situación que aún persiste en muchas regiones de Colombia, especialmente en aquellas donde el Estado tiene una presencia limitada y los grupos armados ejercen un control significativo.
El líder comunal y social era conocido por su trabajo en la defensa de los derechos humanos, el acceso a la tierra y la mejora de las condiciones de vida de los campesinos. Durante años lideró esfuerzos para organizar a las comunidades rurales, promoviendo la participación en los asuntos locales, exigiendo al gobierno mayor inversión en infraestructura y servicios básicos; así mismo, rechazó los proyectos extractivistas que amenazaban los recursos naturales y la soberanía de los territorios y exigió el pago histórico de la deuda de las multinacionales en Arauca.
Manuel Sánchez, a través de las Juntas de Acción Comunal Unidas de Panamá – JACUP luchó junto a su comunidad por eliminar las desigualdades del territorio, enfrentando no solo las adversidades económicas, sociales y ambientales, sino también las amenazas directas de los grupos armados.
Según la Fundación de Derechos Humanos «Joel Sierra” Manuel era objeto de persecución judicial en medio de un montaje judicial, además de ser amenazado en varias ocasiones por estructuras paramilitares conocidas como disidencias de las extintas Farc. El asesinato de Manuel, así como el de cientos de líderes sociales, defensores de derechos humanos y miembros de juntas de acción comunal hace parte de prácticas sociales genocidas en marco del exterminio político instaurado en el país.
El asesinato de este líder representan un pérdida para su comunidad y los procesos organizativos que representaba, poniendo de manifiesto la urgencia de abordar el desmonte del paramilitarismo y la protección de los líderes sociales en los territorios. Por otra parte, el contexto en el que ocurrió este asesinato es especialmente complejo, puesto que las comunidades han denunciado el avance paramilitar en los territorios y en varias ocasiones se han declarado en Emergencia Humanitaria.
El legado de Manuel como líder comprometido con la justicia social y los derechos de los más vulnerables seguirá vivo en la memoria de aquellos que lo conocieron, su muerte se suma a la larga lista de líderes y lideresas que han incentivado a sus comunidades a encaminarse por la organización para los tan urgentes cambios estructurales. ¡Sus voces no serán calladas!