Trochando Sin Fronteras, julio 23 de 2019
Por: Equipo de comunicaciones Casanare – Boyacá
[dropcap color=»#ddc80d» type=»square»]S[/dropcap]on Hombres y mujeres que defienden el territorio, con carisma y humanidad organizan a las comunidades. Tienen algo claro: reconocen que pertenecen a la clase proletaria, a los desposeídos, a los olvidados y por ende encaminan sus luchas y sus trabajos hacia la superación de las problemáticas y necesidades a través de la construcción del tejido social, de propuestas y proyectos que den condiciones en los territorios.
La fortaleza y la resistencia son valores que cultivan, desde el encuentro, la formación y el trabajo, espacios que brindan la persistencia para levantar las banderas en la movilización, el debate y el trabajo. acciones que los hace visibles. Visibilidad que los victimiza a través de la persecución y judicialización por parte del Estado en todo el país.
Dejando, solo en Casanare a la fecha un aproximado de 30 líderes sociales asociados a procesos judiciales, de los cuales seis están en detención intramuros y seis con detención domiciliaria, según las organizaciones defensoras de Derechos Humanos.
No se puede negar el dolor y rabia ante las injusticias, la persecución y judicialización a la que ha sido sometido el movimiento social. Pero son las construcciones y el trabajo en el territorio por una vida digna, la motivación principal para continuar alzando la voz entre las rejas o desde la distancia.
Mientras el Estado busca formas para acallar estas luchas, las comunidades mantienen la convicción, la conciencia y el trabajo que colectivamente se han adquirido para avanzar en las trasformaciones necesarias hacia el bienestar de ellas y de todos los colombianos.
Aunque se usa la cárcel como mecanismo de represión y forma de acallar, desarticular y minimizar las luchas que comunidades han emprendido, siempre se tendrá la capacidad de sembrar en los territorios. Siembras que hoy retoñan en forma de nuevos liderazgos, dispuestos regar y cosechar lo sembrado por aquellos que hoy se encuentran entre rejas por defender la vida y el territorio.
No es la primera vez que se arremete contra las comunidades y su tejido social, ni sera la ultima. Sabemos cual es el objetivo, pero seguiremos soñando y construyendo para la vida, rechazando el saqueo y la expropiación de los recursos naturales y sembrando las semillas para que florezca la vida digna en los territorios.